D I E C I N U E V E

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Instinto salvaje II


—Dame el teléfono del supermercado —le pidió Taehyung.

— ¿Qué...?, ¿qué piensas hacer, pequeño demente?

—Pediré que traigan a casa masa de canapé preparada.

Jimin se cruzó de brazos y le miró como si acabase de volverse completamente loco. Suspiró largamente.

—Mira, Taehyung, en el diminuto supermercado de la urbanización no hacen pedidos a domicilio.

—Entonces esta vez será la excepción —repuso él, sonriente—. Venga, no me cuentes historias y dame el teléfono.

Jimin puso los ojos en blanco, antes de desaparecer hacia el comedor en busca de la guía telefónica. Allí se encontró con su hermano, Esko y Leo, que reían sin cesar mientras veían anonadados el programa ¿Quién quiere ser millonario? Jimin no encontró la gracia del asunto y supuso que ya habrían fumado más de la cuenta.

— ¿Estás con tu amiguito? —le preguntó Marcus, dirigiéndole una sonrisa ligeramente maliciosa.

—No es mi amiguito —repuso Jimin—. Y, en el remoto caso de que lo fuera, no sería asunto tuyo.

—Mientras los dos sigan montando sobre la alfombra del comedor, será asunto mío —le indicó su hermano—. ¡En esta casa tienen habitaciones de sobra para hacer gorrinadas, no hace falta que nos restrieguen su feliz vida sexual! —gritó, y después rió atropelladamente, acompañado por las estridentes carcajadas de los otros dos.

—Marcus, creo que deberías dejar de fumar.

— ¡Pero si la fiesta solo acaba de empezar! Espera a que lleguen los demás...

Jimin cogió la guía telefónica y salió de allí dando un fuerte portazo. Estaba cabreado con el mundo en general. Taehyung tenía la culpa de todo. Antes de que el inglés llegase allí a pasar las vacaciones todo había ido sobre ruedas, sin problemas. Ahora, contrariamente, las cosas comenzaban a torcerse más de lo debido.

— ¿Ya tienes el maldito teléfono? —preguntó Taehyung en cuanto el entró en la cocina.

—Sí, aquí lo tienes —contestó Jimin, lanzándole la gruesa guía telefónica.

Taehyung logró cogerla al vuelo, pero dio un paso atrás, asustado.

— ¿Quieres matarme? —Hojeó las páginas de la enorme guía—. ¿Y cómo narices pretendes que encuentre aquí el número del supermercado? ¡Búscalo tú!

Le tiró la guía, que de nuevo voló por los aires como si se tratase de una pelota de goma.

Jimin no consiguió alcanzarla y retumbó estridentemente sobre el suelo de la cocina.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora