V E I N T I T R É S

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Todo el mundo tiene un pasado



Taehyung se empeñó en montar en el mismo coche que Jimin. No quería estar solo cuando la guerra empezara. Se sentó —como buenamente pudo, dado el escaso espacio— en el asiento del copiloto mientras él asía con fuerza el volante del cochecito. Taehyung respiró hondo y ojeó a sus contrincantes, que se encontraban en el perímetro de la pista. En realidad la mayoría eran críos, aunque algunos iban acompañados por sus fornidos padres.

—No sé si podremos superarlo —dijo.

—Taehyung, no hay nada que superar —aseguró Jimin—. Lo único que pasará es que te darán unos cuantos golpecitos.

Él se cruzó de brazos y lo miró cabreado.

— ¿Te parece poco?, ¿estamos locos o qué? —Siguió, alzando el tono de voz—. ¡He pagado para que me peguen!

— ¡Chist!, ya empieza.

Sonó un pitido que se extendió por la pista e inundó sus oídos. El coche empezó a moverse. Taehyung se cogió del brazo de Jimin y del otro extremo de la supuesta puerta. Se miró el torso y advirtió un pequeño detalle que se le había pasado por alto.

— ¡Madre mía, pero si no hay cinturones! —exclamó, consternado.

—No son necesarios —concluyó Jimin, y cuando Taehyung alzó la vista descubrió que estaban a punto de chocar contra un coche que llevaba un niño de unos seis años.

El impacto fue brutal, o al menos eso le pareció a él. Taehyung meditó sobre si aquel juego afectaría en exceso a su delicada columna vertebral. Sin embargo, cuando vio el rostro enfurruñado del niño, se alegró de haberle dado ese golpe.

— ¡Cómete esa! —Le gritó y después miró al chico—. Muy bien, Jimin, veo que vas aprendiendo...

—Pero si tú no tienes ni idea, ¿por qué me dices eso? —Dio un volantazo y Taehyung arqueó el cuerpo hacia el lado contrario con la intención de no caer. No es que la velocidad fuese demasiado elevada, pero siempre era mejor prevenir que curar.

— ¡Venga, va, déjate de historias y machaca a la niña de allá! —le ordenó, señalando un coche azul.

Jimin entornó los ojos, pero sonrió y se dirigió hacia la niña. Hasta en los coches de choque Taehyung necesitaba dar órdenes y sugerencias. Esta vez, a sabiendas de lo que le esperaba, él se cogió bien antes del impacto y rió malévolo ante la decepcionada expresión que surcó el rostro de la cría.

Sin embargo, su risa se apagó cuando otro coche les dio a ellos por detrás. Era el vehículo de un niño pelirrojo acompañado de su padre, un fortachón entrado en la cuarentena. Taehyung se giró cabreado y alzó un puño amenazador al que el señor respondió con una suave carcajada. A Taehyung no le gustaba perder, ni siquiera en los coches de choque.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora