V E I N T I D Ó S

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Taehyung se supera a sí mismo


A pesar de que apenas eran las seis de la tarde, ya había caído la noche y las estrellas temblaban en la oscura bóveda del cielo. Taehyung respiró hondo y se colocó bien los guantes de lana. Hacía mucho frío.

— ¿Por qué tarda tanto en llegar nuestro taxi? —preguntó, anclado en la acera frente a la casa de Jimin.

El terminó de atarse los cordones de las zapatillas antes de mirarle consternado.

—Taehyung, cielo, no vamos a ir en taxi —le explicó—. Estamos esperando a... la limusina o, tal como lo llamamos el resto de los mortales, el autobús.

Taehyung le dedicó una mueca de asco y dio un paso atrás hasta apoyar la espalda contra la valla de los vecinos.

— ¡No pienso montar en otra de esas cosas salidas del infierno! —Chilló, mientras negaba con la cabeza para darle más énfasis a sus palabras—. Y no vuelvas a llamarme «cielo».

—Oh, lo he dicho sin pensar. ¡Lo siento, Alteza!

—Pues piensa, Jimin, piensa —concluyó él, tocándole la cabeza con la punta de uno de sus largos dedos.

Jimin tragó saliva despacio, nervioso, y se preguntó por qué demonios le había dicho a Taehyung aquella palabra. «Cielo»... Taehyung podía llegar a ser muchas cosas, pero desde luego no un pedacito de cielo. La palabra «cielo» connotaba un significado angelical o adjetivos como bondad, ternura o humildad. Y todos esos adjetivos eran antónimos de la verdadera personalidad de Taehyung.

Pasados unos confusos instantes, Jimin empezó a sentirse idiota, ¿qué narices hacía meditando sobre posibles motes cariñosos que utilizar con Taehyung? Se dijo que aquello era demasiado y se prometió mentalmente no pensar en más tonterías del estilo.

— ¿Llamamos a ese taxi hoy o esperamos a que amanezca?

El tono irónico de Taehyung lo devolvió al cruel mundo real. Se cruzó de brazos a la defensiva mientras el inglés lo miraba atentamente, esperando que él tomase las riendas de la situación.

— ¿No te he dicho ya que vamos a coger el autobús?

—Sí. —Sonrió falsamente—. ¿Y yo no te he dicho ya que no pienso poner un pie en otra de esas limusinas cutres?

—Taehyung, en serio, ¿por qué no te propones cerrar esa maravillosa boca que tienes y divertirte un rato?

—Ya sé que es maravillosa —contestó—. Y sí, pienso divertirme, pero antes dame el número de un taxi, yo mismo llamaré si hace falta.

—Oh, increíble, ¡piensas marcar un número de teléfono con tus propios dedos! Felicidades —comentó Jimin, malhumorado y buscando su propio móvil para darle el número del taxi.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora