C A T O R C E

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Cosas que pasan en los centros comerciales I


Lucecillas de todos los colores posibles parpadeaban desde árboles, carteles y escaparates.

Frondosos abetos navideños se extendían por las aceras. Los niños chillaban alegres, correteando por las calles. Los abuelos se sentaban en los bancos del paseo, agotados tras varias horas de caminata, y algunos jóvenes se picaban con las motos, derrapando por la calzada. Y allí, entre aquel armonioso paisaje navideño impregnado de felicidad, caminaban tres jóvenes tremendamente diferentes entre sí con la esperanza de encontrar los regalos para sus familias.

— ¿Falta mucho? —preguntó Marcus, y se encendió el séptimo cigarro en un tiempo récord de apenas media hora.

—Ya casi estamos —contestó Jimin.

Jimin se sentía agobiado aun antes de empezar. A la derecha caminaba su hermano; las rastas se alzaban arriba y abajo al compás de sus pasos. A la izquierda se encontraba Taehyung, que miraba alrededor con los ojos bien abiertos, a la espera de descubrir, seguramente, la tienda más cara de toda la ciudad. Supo de antemano que iba a ser un día largo, demasiado largo.

—Esto es un asco —se quejó el inglés.

Ya estaba tardando. Jimin casi agradeció escuchar sus protestas, pues empezaba a pensar que algo raro le ocurría. Le ignoró, sintiéndose más tranquilo.

—A mí tampoco me gusta ir de tiendas —añadió Marcus.

Taehyung arrugó la nariz.

—No lo decía por eso —aclaró—, es solo que todas estas tiendas parecen de segunda mano. —Se paró frente a un escaparate y señaló una bonita camisa a cuadros que costaba cincuenta y siete dólares—. ¿Ves?, ¿de qué mierda está hecha para que sea tan barata? Seguro que destroza e irrita la piel.

— ¿Es que pretendes que la gente se gaste el sueldo del mes en una camisa?

Jimin se cruzó de brazos. Marcus se quedó atrás, acariciando a un alegre perro que pasaba a su lado.

—Que ganen más, ¿a mí qué me cuentas? —Replicó, frunciendo el ceño —. Solo mis calzoncillos ya son más caros que esa prenda —añadió Taehyung.

Jimin rió.

— ¿Tus calzoncillos valen sesenta dólares?

—He dicho que más, sordo. Unos cien dólares.

— ¿Es que tus partes íntimas son de oro o qué?

—Eh, no hables de esas cosas. —Taehyung sintió cómo comenzaba a sonrojarse levemente, avergonzado. Jimin era demasiado descarado para su gusto.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora