V E I N T I S É I S

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Excursión al trozo de hielo


Tanto Marcus como Jimin habían desaparecido de la comida navideña cuando Taehyung volvió a sentarse a la mesa. Al parecer, ambos se habían refugiado en sus respectivas habitaciones. Taehyung soportó durante más de una hora ciertos comentarios verdes que le dedicaba la abuela de Jimin, como «Puedes pasarte por mi casa a visitarme cuando quieras» o «Taecito, tú sí que eres un mozo como Dios manda y no el carcamal este que tengo por esposo». El inglés asintió ante todas sus palabras. Ya no tenía fuerzas para hacer bromas. Se había quedado sin inspiración.

Ahora no solo le odiaba Jimin, sino también Marcus. Miró de lado a la señora Park, rogando en silencio que ella todavía no le hubiese dado de lado. Afortunadamente, Abigail le sonrió con cariño, y él se sintió reconfortado bajo el brillo de sus amables ojos.

El señor Park se sirvió un vaso de licor, aprovechando la ocasión navideña y seguramente deseando olvidar su propia vida. Así pues, cuando los familiares de Jimin se marcharon al fin, Taehyung lo agradeció con creces. Se disculpó después ante Abigail, indicándole que necesitaba descansar un rato.

Acababa de entrar en su habitación cuando sonó su teléfono. Lo buscó en el bolsillo de la chaqueta colgada tras la puerta, donde se le había olvidado, contestó:

— ¿Cómo está mi pequeña coliflor?

Era su madre. Se sentó en la cama, mareado, e intentó sonreír, aunque sabía que ella no podía verle.

—Bien. —Suspiró—. Feliz Navidad, mamá.

—Igualmente, cariño. —Se oyeron algunas risitas de fondo—. Lo hemos celebrado en el restaurante italiano que tanto te gusta. Aquí ya es de noche, supongo que tú acabarás de comer.

—Sí, hace un rato.

—Aja —musitó—. Bueno, ricura, se pone tu padre al teléfono, que quiere hablar contigo.

Taehyung notó que su estómago daba un vuelco súbito y se llevó una mano a la barriga. Qué ganas tenía de hablar con su padre. Casi le temblaron las manos cuando escuchó su voz ronca y segura. El señor Kim siempre hablaba con una firmeza arrolladora y era extremadamente persuasivo.

—¿Cómo te va, hijo?

—Digamos que... quizá no sea tan malo como pude pensar al principio. —Taehyung presionó el teléfono contra su oreja—. ¿Mucho trabajo por ahí?

—Sí, demasiado —contestó—. De todos modos, ya falta poco para que regreses, así que no te preocupes si no lo pasas tan bien como desearías. Tu madre y yo tenemos ganas de verte y de que estés en casa.

Taehyung parloteó algo más con su padre sobre temas de negocios antes de colgar. Tenía la boca seca. Casi no había pensado en ello, pero acababa de darse cuenta de que le quedaba poco tiempo y de que en apenas unos días volvería a Londres. Lo suyo con Jimin era imposible. De un modo u otro, siempre estarían separados, ya fuese por sus discusiones, por la diferencia de sus mundos o porque, sencillamente, vivían en dos continentes diferentes.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora