D I E Z

468 61 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.















El grupo circense



Caminaron por la solitaria avenida de la urbanización hasta la casa de Cloe. Jimin estaba a punto de llamar al timbre cuando Taehyung alzó una mano para detenerlo.

—Hagamos un pacto —le pidió—. Si tu amiga loca intenta desnudarme me defenderás. No puedes dejarme solo.

— ¿Y qué recibo yo a cambio de protegerte?

— ¿Es que no puedes conformarte con mi cara bonita? —le reprochó Taehyung, señalándose el rostro.

—El trato no me convence, lo siento. —Se encogió de hombros. El inglés se inclinó hacia él peligrosamente.

—Tu madre dijo que teníamos que ser como uña y carne —le recordó—. Yo seré la carne, obviamente es más suave. Tú serás la uña sucia. Tenemos que obedecer a la señora Park.

— ¡Ni en tus mejores sueños! Me da absolutamente igual lo que mi madre diga.

Él insistió, contrariado.

— ¡Pero soy tu protegido, Jimin! —explotó, con gesto apenado—. No puedes abandonarme a la deriva con la fiera de Cloe, ¿acaso no te has fijado en cómo me mira? Sus pupilas se clavan en mis partes bajas como cuchillos; apuesto lo que sea a que a esa le va el sadomasoquismo.

—No exageres, Cloe es una buena chica. No te pasará nada —concluyó él, pulsando el interruptor del timbre. Se oyó un sonoro «ding dong».

—Son las campanas de mi funeral —susurró Taehyung.

Se arrepentía muchísimo de haber caído en la trampa de Jongin. Él no quería estar allí, hubiese preferido pasar la noche calientito en su cama, lejos de todos aquellos monstruitos a los que no lograba comprender. Tenía miedo. El corazón le palpitaba con fuerza en el pecho cuando Cloe abrió la puerta, ignoró totalmente a Jimin y fijó sus ojillos azules en los ojos de Taehyung, que dio un respingo hacia atrás al oír su aguda voz.

— ¡Taehyung! ¡Has venido! ¡Ya pensaba que no llegarían! Pasen, pasen... —les indicó, haciéndose a un lado.

Él se inclinó hacia Jimin. Dentro de lo malo malísimo, él era lo menos malo malísimo por simple comparación. El listón estaba alto, rozando el límite de lo humano.

—Conviértete en mi hermano siames durante el resto de la noche —le rogó.

—Como no te calles, me convertiré en tu hermano perdido —amenazó Jimin, aunque disimuló ante la atenta Cloe, que les observaba cruzada de brazos.

En cuanto se despistó, su amiga asió del brazo a Taehyung, que la miró aterrorizado como si aquella fuese la mayor de todas las catástrofes posibles. Jimin rió por lo bajo y se dijo que, en realidad, su compañero tenía verdaderas razones para estar asustado.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora