V E I N T E

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Contando Estrellas


Cuando Jimin logró organizar a los invitados y consiguió que todos abandonaran su casa, Taehyung miró a su alrededor en busca de los numerosos coches en los cuales, supuestamente, irían hacia Helthon. Pero, curiosamente, allí solo había un coche y, teniendo en cuenta que era el vehículo del dueño de Golpes y Sangre, Taehyung desechó la opción de ocupar uno de sus asientos.

—Bien. —Jimin respiró hondo—. Katia e Isabelle me han dicho que irán con Evan en su coche, así que quedan dos asientos libres. ¿Quieren ir con ellos, Gael, Finth? —preguntó, señalando a los dos amigos del brother de Taehyung.

Ellos asintieron gustosos y se dirigieron hacia el coche siguiendo al grandulón. Taehyung agradeció perder de vista aquellos puños y sintió una calma profunda que invadía su cuerpo, desde los pies hasta la cabeza. La chica del pelo rosa y las horripilantes gemelas ya no parecían tan malas opciones en comparación con «aquello» que acababa de marcharse.

— ¿Y cómo vamos los demás? —le preguntó a Jimin.

— ¡En mi superfurgoneta! —respondió Marcus, mientras terminaba de liarse el décimo porro (aproximadamente) de la noche.

— ¿Tu súper... qué? —Taehyung miró de reojo el garaje abierto de la casa de los Park.

Entonces lo entendió todo, y el mundo pareció derrumbarse bajo sus pies. Mientras todos caminaban directos hacia una furgoneta maltrecha y con un aire hippie, pintarrajeada de grafitis, Taehyung permaneció quieto en el césped de la entrada, pálido como la luna que se alzaba sobre ellos. Jimin le tiró de la manga de la chaqueta.

—Venga, vamos, ¿a qué esperas?

—No pienso montar en ese estercolero con ruedas.

—Taehyung, la superfurgoneta de Marcus no es un estercolero —le reprochó Jimin.

— ¡Pero seremos como inmigrantes, todos amontonados atrás! —clamó él—. Y, además, ¡ni siquiera es legal!

— ¿Qué importa que sea legal o no?

—Verás, he trazado ciertos planes respecto a mi futuro y, como espero puedas comprender, el hecho de que la policía me encuentre en la parte trasera de una furgoneta ilegal junto a un montón de personajes estrafalarios, y siendo conducida por un Mendigo que va fumándose un porro, no es lo más aconsejable para que mis magníficos planes acaben cumpliéndose.

Jimin cerró los ojos con fuerza y se armó de paciencia. Después, sabiendo que ya todos se habían acomodado en los dos banquitos que había colocado Marcus en los extremos de la superfurgoneta, miró a Taehyung casi a punto de llorar.

— ¿No puedes olvidar quién eres solo una maldita noche?, ¿no puedes comportarte como un chico de dieciocho años normal y corriente?

—No —contestó él, sin un ápice de compasión.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora