V E I N T I S I E T E

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La hermandad Marihuanera


—Tío... pedazo submarino —comentó Jungkook mientras entraba en la tienda y procuraba divisar entre la humareda los rostros de los otros dos—. Se sale, chaval.

—Ya te digo. —Marcus le dio otra calada al porro—. ¿Quieres?

Taehyung negó con la cabeza.

—Estoy ocupado ahora mismo... intentando no ahogarme.

—Ja, ja, ¡es la hostia este inglés! —Exclamó Jungkook, antes de que Marcus le pasase el canuto—. Joder, qué calor, déjenme espacio que voy a quitarme la chupa.

— ¿La chupa? —preguntó Taehyung.

—Sí, brother, la chaqueta.

—Ah, entiendo.

El humo era denso. El olor a marihuana impregnaba sus fosas nasales, dejándole exhausto. Se sentía mareado. A pesar de no haberle dado ni una sola calada al porro, le empezó a entrar la risa tonta. Marcus ya se estaba liando el segundo.

—Me encantan estas excusiones —comentó—. Todos aquí, con la naturaleza...

—... con la naturaleza en los pulmones. —Jungkook soltó una brusca carcajada.

—Suena todo muy... místico —opinó Taehyung.

—Ya ves, tío. —Jungkook se acomodó más, cruzando las piernas al estilo indio—. Esto es espiritual.

Taehyung no estaba seguro de si hacer un submarino de marihuana en una tienda de campaña era una hazaña espiritual, pero tampoco le importaba demasiado. Marcus le había perdonado. Era un primer paso importante. Observó cómo el Mendigo se encendía el segundo canuto.

— ¿Sabes lo que ha pasado, colega? Que el idiota de Jongin quiere quitarle el novio a mi cuñao.

—Sí, va, ¿qué me cuentas, tío?, ¿en serio?

Taehyung escuchó con atención la conversación de los otros dos.

—Sí, solo porque se han peleado ya le ha dicho a Jimin que duerma con él.

— ¡Será mamón! —Jungkook alzó un puño—. Eh, brother, si quieres yo le pego dos hostias.

Taehyung consideró la oferta. No estaba seguro de que enviar a un matón fuese su mejor opción si quería que Jimin le perdonase. Así que negó con la cabeza repetidamente.

— ¿No? —Jungkook le miró decepcionado—. Joder, ¡con las ganas que le tengo a esa idiota!

Su brother parecía triste por no haber obtenido permiso de Taehyung para descargar su furia sobre otra persona. Se mostró pensativo unos instantes y luego se echó a reír.

—Esta noche podríamos darle un buen susto a Cloe, que seguro que se muere de miedo —apuntó—. Y a Nixie...

—Oye, a Nixie no me la toques —le interrumpió Marcus.

Un silencio incómodo invadió la tienda. Se oía a lo lejos la brutal voz de Golpes y Sangre; era aterrador aun a distancia. Entonces Taehyung, en medio de la confusión que generaba aquel submarino, reparó en algo.

Se giró hacia Marcus.

— ¿Te gusta Nixie?

—Un poquitín. —Rió como un chiquillo.

Jungkook le dio una palmada en la espalda como buen camarada que era y, emocionado, le dijo:

—Joder, brother, nos hacemos mayores... Qué bonito es todo esto.

Taehyung sonrió abiertamente. Ya sabía cómo agradecerle a Marcus su innata solidaridad. Hablaría con Nixie en cuanto tuviese la mínima oportunidad. Sintió un pequeño escalofrío al imaginarse a los dos juntos, pero no le costó demasiado pensar en otra cosa y olvidar la imagen que había trazado en su cabeza. Era complicado fantasear con la idea de que Marcus tenía novia.

—Eh, entonces, ¿qué coño hacemos al final con el idiota? —insistió Jungkook, que al parecer tenía unas ganas incontrolables de hacer el mal contra Jongin.

—Alejarle de Jimin —musitó Taehyung, y casi le sorprendió su propia determinación.

—Vale. Yo me pegaré a mi hermano como una lapa. —Marcus rió de nuevo—. Y tú, Jungkook, intenta molestar un poco a Jongin.

—Tranquilo. —Sonrió malévolo; a Taehyung casi le daba miedo—. Esa es... mi especialidad.

Cuando salieron de la tienda, Taehyung se tambaleó y estuvo a punto de tropezar con dos piquetas. El aire puro le pilló de improviso; se sentía como si llevase varias semanas viviendo bajo tierra. Se frotó la cara con desgana y luego buscó a Jimin con la mirada. Le agradó descubrir que se encontraba junto a Amy, hablando tranquilamente.

— ¿Y dónde está la nena? —preguntó Jungkook, refiriéndose a Jongin. Taehyung observó cómo su brother acariciaba sobre la tela la navaja que guardaba en el bolsillo. Tragó saliva despacio. Se convenció de que no era posible que estuviera tan sumamente loco.

Gorth se acercó hasta ellos mientras devoraba con calma una chocolatina. Les sonrió. Siempre parecía extremadamente tranquilo, y eso a Taehyung le gustaba.

— ¿Cómo va eso, chicos?

—Aquí estamos —Jungkook se encogió de hombros—, vamos a hundir a Jongin, ¿te unes a nuestra hermandad?

— ¿Qué? —Gorth les miró sin comprender. Fue una pena que se despistase, porque, justo en ese instante de profunda ignorancia, Marcus le quitó un buen trozo de la chocolatina y se marchó corriendo con el botín hasta donde se encontraba su hermano, se sentó a su lado y se pegó a él cual mejillón, tal como había prometido.

— ¡Será...! ¡Marcus, esta te la guardo! —le gritó, girándose. Pero era tarde, no había nada que hacer. Marcus se había metido todo el chocolate en la boca de una sola vez. Taehyung temió que terminara atragantándose y asfixiándose—. Bueno, ¿qué narices decías sobre la hermandad de no sé qué?

— ¡Es verdad, colega, aún no nos hemos puesto nombre! —Jungkook alzó una mano, consternado—. Vale, ya lo tengo, seremos la Hermandad Marihuanera, en honor al momento de la creación del grupo.

Taehyung le miró fijamente. ¿Lo decía en serio? Él, Kim Taehyung, uno de los líderes fundadores de... la Hermandad Marihuanera. Intentó no reír. Su brother parecía emocionado con la idea del nombre.





















 Su brother parecía emocionado con la idea del nombre

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蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora