V E I N T I O C H O

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Cosas inexplicables.


Dicen que en la vida ocurren cosas inexplicables. El hecho de que él se hubiese enamorado de Jimin formaba parte de la lista. No había modo alguno de entender cómo había terminado inmerso en una situación tan descabellada. Cuando llegó a Estados Unidos jamás lo habría imaginado.

Y ahora lo necesitaba. Los seres humanos se aferran con fuerza y facilidad a otras personas. Cuesta mucho más olvidarlas que quererlas. Taehyung tenía una idea clara que palpitaba en su mente: no deseaba olvidar a Jimin. Por mucho que todo le indicase que era lo que debía hacer. Él se marcharía en unos días y estarían separados, no podrían verse durante largas temporadas, y hasta la fecha Jimin le odiaba. Había descubierto que él no era un caballero de brillante armadura, a diferencia de Taehyung, que acababa de descubrir que él sí era su príncipe azul.

Lo observó desde lejos. Estaba sentado sobre la fina hierba del claro del bosque, apoyado sobre el tronco de un árbol. Reía. Cuando reía estaba guapo, porque sus ojos se convertían en dos medias lunas. Taehyung siempre sentía ganas de acariciar sus rosadas mejillas...

Se sobresaltó cuando Jungkook le dio una brusca palmada en la espalda.

—No te desanimes, brother. El plan sigue en pie —le dijo, sonriéndole. Taehyung le devolvió la sonrisa, agradecido. Empezaba a entender que existían ciertas personas que a veces hacían favores sin esperar recibir nada a cambio. Le extrañaba esa actitud, pero con el paso del tiempo había ido asimilándola.

Las horas se le antojaban lentas y misteriosamente densas, como si el tiempo se hubiese materializado en un enorme pastel de chocolate tan empalagoso que era imposible de comer. Jimin no parecía reparar en su actitud y danzaba alegremente de un lado a otro, seguido de cerca por su hermano (y guardaespaldas temporal).

— ¿Por qué demonios me persigues, Marcus? ¡Largo! —le gritó. Empezaba a molestarse.

Marcus se encogió de hombros.

—Eres mi hermano... Me gusta estar... contigo.

— ¡Vamos!, pero ¿qué te ocurre? Estás muy raro, en serio. —Se cruzó de brazos y le inspeccionó de los pies a la cabeza como si con ello fuese a descubrir el secreto que guardaba—. Desaparece, no pienso repetírtelo.

Marcus ignoró todas sus súplicas y continuó pegado a él como un buen mejillón. Estaba cumpliendo una misión. Taehyung quiso aplaudirle, pero hubiese sido algo poco discreto. Jongin parecía contento tras saber que ellos estaban peleados y pasaba el rato contándole su aburrida vida a un paciente Jimin.

—Tómatelo con calma —le aconsejó Gorth, cuando pasó por su lado y advirtió que Taehyung comenzaba a desesperarse.

El inglés asintió, no muy convencido. Jongin tenía complejo de pulpo y arrastraba sus tentáculos hasta terminar tocando siempre a Jimin. A Taehyung le importaba poco que Jongin solo le rozase el hombro o lo agarrase de la cintura, sencillamente no quería que tocase ni un solo pelo de su cabeza. Respiró hondo. Quizá el submarino de marihuana que habían montado en la tienda horas atrás le había dejado tonto de por vida. Esperaba que las secuelas fuesen reparables.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora