S I E T E

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Viaje en limusina


Desgraciadamente, de camino a casa, Taehyung vislumbró el enorme cartel de una pequeña tienda donde anunciaban la fabulosa oferta de cuarenta Tupperware por cien dólares.

—Entremos —ordenó.

— ¡Tú estás loco! —se quejó Jimin, cargado con gran cantidad de bolsas. Tenía los dedos entumecidos por el peso y le dolían las manos.

—Luego cogemos un taxi —objetó él, al tiempo que sus correspondientes bolsas en mitad de la calle—. Necesito esos envases para administrar mi comida.

— ¡No, no hagas eso Taehyung, por Dios! —gritó Jimin, pero fue demasiado tarde. Él le había sacado varios metros de distancia y se dirigió a una velocidad descomunal hacia la tienda, como si fuese una droga para él. Salió poco después, cargado con dos cajas de cartón y una estúpida sonrisilla surcando su rostro. Gracias a la compra de última hora, llegaron a la conclusión de que no podían continuar su camino con quince bolsas de comida y aquellas enormes cajas de cartón que parecían a punto de reventar.

—Pero ¿qué has hecho, estúpido?

Él lo miró con una cara extraña: algo de pena mezclada con un deje de profunda satisfacción.

—He visto la oferta y no he podido resistirme —explicó él, orgulloso—, además, ¿dónde piensas que va a caber toda esta comida? Claro, ¡es verdad! Podríamos utilizar tu cuarto como despensa, yo creo que hasta parecería más ordenado; y como el suelo es tu ropero, el armario queda completamente libre para guardar alimentos —dijo, con gesto reflexivo imitando a uno de aquellos filósofos de la Ilustración.

— ¡No puedo creer que estés hablando en serio! —explotó Jimin—. Eres tú quien ha ocupado mi casa, un inquilino indeseable. Lo más normal sería que utilizases tu habitación, y vaciases tu ridículo armario lleno de cajas de bastoncillos para los oídos, cremitas para la cara y potingues y medicamentos varios —replicó Jimin.

Taehyung abrió la boca para protestar, pero el le interrumpió dirigiéndole una mirada que cortaba la respiración.

—Cogeremos el autobús —anunció Jimin dirigiéndose hacia la parada que tenían a apenas tres metros de distancia.

— ¿El autobús? —preguntó Taehyung intrigado.

—Sí, ese coche grande, con ruedas, que lo maneja un conductor... — explicó Jimin.

Taehyung sonrió orgulloso.

— ¡Ah! Yo tengo uno de esos, pero nosotros lo llamamos «limusina» — aclaró contento.

Jimin le miró consternado. ¿De verdad Taehyung hablaba en serio? ¿Era cierto que jamás había entrado en un supermercado y ni siquiera tenía claro lo que era un autobús? Jimin preguntaba en qué mundo se habría criado aquel excéntrico muchacho; desde luego, en ninguno demasiado realista. Decidió aprovechar aquella oportunidad.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora