CAPÍTULO 6.

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Pasaron los días y yo seguía sin poder creer lo que había pasado en el penthouse. Las sensaciones eran exactamente igual a que si fuera Stephen, pero en mi imaginación su rostro era el de Jayden y es algo que aun no entiendo.

Isamar no va a poder ocultar por mucho más tiempo su embarazo, las náuseas comenzaron.

— ¡Habla con Diego ya! — Le repito por milésima vez.

— Es que tengo miedo. — Juega con uno de mis cojines.

— ¡Estas embarazada, joder! No lo vas a poder ocultar por mucho más tiempo. Y no por no decirlo va a dejar de ser real. — Solloza.

— Es que fue un accidente. — La miro alzando una ceja.

— ¡Por Dios, Isamar! Si tienes sexo sin condón no puedes esperar una manzana.

— El condón se rompió y me tomé la pastilla de emergencia, pero obviamente no funcionó.

• Que mala suerte tiene nuestra hermanita. Una sola vez sin condón y queda embarazada. •

Resoplo. No tengo ni la menor idea de que decir. Yo sé que Isamar era responsable en ese ámbito de su vida, pero literalmente un accidente la llevo a esta situación tan complicada.

Los accidentes de ese tipo pasan, aunque muchas veces todos digan que no es así, que solo es una irresponsabilidad. Todos los métodos anticonceptivos tienen un margen de error, pero la sociedad no esta lista para esa conversación y es mejor juzgar a cualquier adolescente con vida sexual activa.

— Tienes que hablar con Diego ya, no puedes seguirlo evitando todo el tiempo.

— He tenido náuseas cuando estoy con él y está preocupado, ayer quiso llevarme al médico.

— Diego es demasiado bueno como para dejarte sola con un bebé. Tiene derecho a saber que estás embarazada. — Asiente. — Isa, no solo es tu hijo, también es suyo y tiene derecho, lo sabes.

— Mañana hablaré con él. — Le tiembla el labio inferior.

— Sé que pase toda tu vida ignorándote y tratándote como si fueras invisible o no fueras mi hermana. — Sonríe un poco y asiente. — Pero quiero que sepas que no voy a dejarte sola en esto, somos hermanas y aunque no vaya a ser la mejor tía aquí me vas a tener siempre. — Me abraza sollozando. — Pero no para cambiar pañales. — Suelta una carcajada.

— Te quiero Bella. — Susurra aun abrazándome. — Gracias.

Nos quedamos un rato más en mi habitación hasta que logra calmarse y cubro un poco sus ojos hinchados con maquillaje para que no se note tanto que ha estado llorando.

— Casi lo olvido. — Frunzo el ceño y comienza a hacer algo en su celular. — El día de la explosión. — Aprieto los labios.

Jamás dice el día que murió Stephen y se lo agradezco mucho. Odio recordar el momento y la manera en que murió.

— ¿Qué hay con ese día? — Mi celular vibra sobre mi cama.

Isamar me envió un contacto por WhatsApp Papel de Bella. La miro con el ceño fruncido sin entender que es esto.

— Es que papá me había pedido que fuera por tu ropa y todo lo que llevabas, las enfermeras me lo entregaron en una bolsa y estaba un papel con ese número. Quise pensar que era importante y pues lo registré en mi celular. Ayer estaba buscando algo en mi otro celular, lo vi en mis contactos y pues me acordé.

El corazón se me detiene al saber de quién es ese número. Cuando Emilio se despidió de mi me dijo que en ese número lo iba a poder encontrar siempre y nadie iba a saber que lo llamé, pero ha pasado un año.

DIGNO PECADO. (TP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora