CAPÍTULO 8.

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Dude, dude y dude sobre hacer esa llamada y no logre decidir. A decir verdad, llamé una vez, pero antes de que comenzará a sonar corte la llamada. Me arrepentí de inmediato de haberlo hecho.

En la tarde Isamar me dice que no va a poder ver a Diego pues tiene algo que hacer en la universidad, así que de nuevo decirle que va a ser papá queda pospuesto. No entiendo porque mierda lo sigue posponiendo, una materia reprobada o una tarea no entregada no es nada importante si lo comparas con un embarazo que ninguno planeo y fue un accidente.

Para que ambas estemos más tranquilas vamos al spa y logro que Isamar se relaje, aunque sea un poco. Después de algunas horas de tratamientos y todo lo que fue posible vamos al centro comercial a comprar algunas cosas. Seguimos con seguridad por órdenes de papá, pero ya no me molesta tanto. Algunas veces hasta olvido que están aquí.

— Necesito ir al baño. — Le digo a Isamar y asiente.

Justo cuando voy a salir alguien me cubre la boca con su mano obligándome a entrar al baño de enseguida. Y en cuanto trato de dar un golpe, es demasiado tarde pues estoy dentro del baño. Todo fue demasiado rápido. Mierda. Y antes de que pueda volver a intentarlo sujetan mis dos manos con fuerza, pero sin llegar a hacerme daño.

— Emilio. — Me llevo la mano al pecho asustada cuando lo veo frente a mí.

Mi respiración se acelera a un modo que puede ser peligroso. Debería de serlo.

¿Y cuándo comenzamos a correr? •

— El mismo. — Sonríe con arrogancia.

— ¿Qué haces aquí? — Aún tengo la respiración acelerada.

• ¿Ya vamos a correr? •

— Te dije que si me necesitabas podías llamarme y ayer lo hiciste.

— Fue un error. — Se acerca más a mí. — Realmente no quería llamarte. — Se me corta la voz por los nervios.

El espacio por obvias razones no es muy grande y ahora estoy acorralada. Creo que puede sentir los latidos acelerados de mi corazón contra su pecho. Ha pasado más de un año desde esa noche.

• Bueno, una patada en las pelotas por lo menos. •

— Ya fue suficiente, déjame salir. — Reacciono tratando de empujarlo, pero no tengo la misma fuerza que debería de tener dado el momento. Quisiera estar golpeándolo para poder salir, pero no puedo.

— Cuando me digas para qué me llamaste después de tanto tiempo.

— Ya te lo dije, fue un error.

En lugar de retirarse se acerca aún más a mí. Puedo sentir su respiración en mi rostro y aunque sea estúpido no me intimida tenerlo aquí. Solamente estoy nerviosa, no esperaba verlo aquí, ahora y de esta manera. Nos miramos fijamente sin movernos o decir algo.

• ¡No me jodas! Ellos nos secuestraron. •

— Golpéame si quieres.

• Deberías tomarle la palabra. Una patada en las pelotas, un golpe en la nariz, en la frente, en la mejilla, ¡En dónde quieras! •

Sus labios impactan los míos. Comienzo por forcejear, pero presiona mi espalda contra la pared y mi pecho contra el suyo sujetando mis manos para que no lo aparte. Poco a poco me voy rindiendo y me sujeta con menos fuerza cuando comienzo a seguir sus labios. Suelta mis manos que por reflejo llevo a su cuello y él las suyas a mi trasero levantándome hasta que rodeo su cintura sin dejar de besarlo.

DIGNO PECADO. (TP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora