CAPÍTULO 17.

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Probablemente papá se vaya a molestar pues llego al cuartel de la DEA sin avisar, pero de verdad lo necesito. Ya no puede pasar más tiempo estuve tan ocupada llorando la muerte de Stephen que me olvidé de algo muy importante para mí.

— Hola James. — Saludo a uno de los agentes de papá. Realmente no sé si se llama o se apellida James.

— ¡No puedes entrar! El jefe está en una reunión. — Lo ignoró y aunque papá me va a regañar entro a su oficina.

— ¿Por qué carajo entras así? — Me espeta papá.

Dos hombres, dos mujeres y él están de pie frente a un pizarrón de corcho con muchas fotografías y solo con verlo dos segundos reconozco a Emilio y a Camilo.

— Necesito hablar contigo y ahora. — Cruzo los brazos de la misma manera que él. Creó que este es uno de los momentos en que se arrepiente de haberme educado así, pero es demasiado tarde para educarme distinto.

Cártel Villalobos.

Es lo que tienen en la parte superior del pizarrón.

— Marbella, estoy trabajando, vete de aquí. — Suelto una carcajada y niego.

— ¡Necesito hablar contigo!

— Lo haremos en casa. — Alzo una ceja burlona.

— ¡Oh sí! En una semana cuando tengas tiempo para mí. ¡Ahora carajo! — Le grito.

— Salgan de aquí. — Le ordena a los cuatro agentes y salen sin dudarlo. — Ya no eres una niña para que me vengas a hacer berrinches aquí Marbella.

— ¡Me importa un carajo papá! Nunca tienes tiempo y has olvidado algo muy importante para mí.

— ¿A qué te refieres? — De verdad lo olvido.

— ¡Paso más de un año desde el puto tiroteo en el colegio! Hace más de un año que Jordan falleció, ¡Y tú no has hecho nada! — Le grito.

— ¡Yo no puedo hacer nada! ¡Fue un tiroteo, no tiene nada que ver con el narcotráfico Marbella!

— ¡Jordan iba a ser papá y no lo supo! ¡Me lo juraste papá!

— ¿Jordan iba a ser papá? — No sé sino me escucho o solamente está sorprendido.

— ¡Hoy vi a la que era su novia! ¡Tuvo un bebé, un hijo de Jordan! ¡Iba a ser papá y no pudo conocer a su bebé! ¡Tú me lo juraste y no lo has cumplido! — Comienzo a golpear su pecho hasta que me detiene las manos.

— ¡Cálmate! — Forcejeó inútilmente.

— ¡No me voy a calmar hasta que hagas algo! — Le grito.

— ¡Yo no puedo hacer nada, joder! — La verdad es que no me está sujetando con la fuerza que sé tiene, pero aun así no logro liberar mis manos. — No te atrevas Bella. — Me advierte. Me conoce lo suficiente como para saber que estaba pensando en usar los pies.

— Tienes que hacer algo. ¿Qué hubieras hecho si a Isamar o a mí nos hubieran asesinado ese día? — Se tensa y suelta mis manos.

— ¡Ni siquiera lo digas, Marbella! — Me grita.

— ¿Y cómo piensas que se sienten los papás de Jordan?

— ¡No puedo hacer nada! ¿Por qué carajo no lo entiendes?

— ¡Claro que puedes y lo vas a hacer, me lo prometiste!

— ¡Yo no puedo, pero... — Lo interrumpo.

— ¡Jamás te voy a perdonar si no haces algo! — Vuelve a sujetar mis manos.

— Yo no puedo, pero tú madre sí. — Me quedó con la boca abierta. — El caso no se ha cerrado Bella, no es mi jurisdicción, pero tu madre es una de las detectives a cargo del caso. — Me suelta. — Todo se ha llevado con la mayor discreción posible por seguridad de muchas personas, incluyendo la de la familia Legrand y la tuya.

DIGNO PECADO. (TP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora