Hoy mi entrenamiento consistió en explosivos. Luis me explicó de nuevo algo que yo ya sabía. La mayoría de los agentes de la DEA saben desactivar explosivos, por supuesto los más comunes en caso de ser necesario. Digamos que es cuestión de seguridad y supervivencia.
Los perros son de una enorme ayuda en estos casos pues son ellos quienes detectan primero la presencia de un explosivo. Para que fuera más fácil Ocean y Beach fueron conmigo, son mis perros y es más fácil que trabajen conmigo. No debemos pasar por la etapa de elección y adaptación.
Son explosivos "reales" obvio no van a causar una explosión en los cuarteles de la DEA, sino que al no desactivarlos a tiempo o si te equivocas te dan una descarga eléctrica. Mientras más veces lo hagas mal la descarga es mayor. Obvio no para matarte, pero si como para que duela un poco cada vez más.
Es una buena idea, lo haces mal una vez y la descarga se siente como cosquillas, pero la segunda se siente el triple y ya no te quedan ganas de equivocarte una tercera vez. Pero en la vida real, al estar frente a un explosivo, no tendrás una segunda oportunidad, mucho menos una tercera. Lo debes hacer perfecto en el primer intento.
Siete intentos y me equivoqué solo dos veces. Son sencillos y por el tamaño que te dan un explosivo real, destruye una habitación, no más. Por supuesto que hay explosivos mucho más grandes, pero hay agentes de la DEA que se especializan en ellos.
Estar con explosivos sin poder evitarlo me hizo recordar la noche en que la cabaña explotó. La noche en que perdí a Stephen y a mi bebé.
• Por eso nos gustan más las armas. Así nos sentimos como La Roca. •
Sin duda alguna. Pero el tema de los explosivos es algo básico a lo que no podía decir que no. Además, no estaré cerca de explosivos de gran magnitud, esos los reservan para quiénes se especializan en ellos.
Detengo mi auto frente a mi casa y abro la puerta de atrás para que Ocean y Beach salgan, pero apenas voy a entrar a la casa el intercomunicador suena. Reviso la cámara y es un hombre con el uniforme de una florería que conozco muy bien.
— Tengo una entrega para Marbella Küchle. — Abro el portón de nuevo para recibirlo.
— Soy yo. — Me sonríe, pero más bien le sale como una mueca.
De la camioneta baja un ramo de rosas rojas y una caja bastante grande la verdad.
• ¿Admirador secreto? •
Me pide que firme de recibido y no sé cómo interpretar la mirada que me dedica antes de subir de nuevo a la camioneta.
Dejo la caja en el piso que pesa demasiado para cerrar el portón de nuevo y tomo la nota que tienen las rosas.
Lamento tu pérdida. Un recuerdo en caso de lo que necesites.
Frunzo el ceño. No dice quién las envió y no entiendo.
• Hoy ni siquiera perdimos las bragas. •
Voy a tomar de nuevo la caja que deje en el piso cuando Ocean comienza a ladrar, unos segundos después se le une Beach. Se me acelera el corazón. Llaman la atención de quiénes estaban en la casa: Isamar, mi abuela, mis nanas y para mi sorpresa Eliam.
— Llama a papá. La caja tiene algo que no les gusta. — Me pide Eliam antes de obligar a las demás a entrar a la casa y calma a los perros.
— Papá, llego una caja y creemos que hay algo lo suficientemente malo como para que Ocean y Beach estén ladrando. — Le digo en cuanto responde.
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DIGNO PECADO. (TP #2)
Novela JuvenilUn año transcurrió, siendo el comienzo de todo el resto de una vida sin él. • Me apagué un poco, pero me volví a encender, porque yo siempre puedo, siempre pude y siempre podré. •