Isamar comienza a sollozar mientras se pone pálida y creó que incluso se marea, pero puede terminar en el piso pues creo que mis pies se quedaron anclados al piso. Yo no sé qué hacer o que decirle. Estoy en shock o algo así.
— No sé qué voy a hacer. — Se cubre el rostro con ambas manos sin dejar de sollozar.
Me acerco a ella y le quitó el test de embarazo. Es positivo e indica que tiene más de tres semanas.
— No me jodas Isamar. — Trago saliva. — ¿Ya le dijiste a Diego o aún no? — Niega entre sollozos.
Hace tres días me dijo que tenía cólicos cuando la vi pálida en el jardín y ahora me viene a mostrar un test positivo.
Y que a mi casi me causan un paro cardiaco, y que va a causar la tercera guerra mundial en la familia Küchle. ¡No sé qué está pasando! No sé que estaba pensando ella, aunque es claro que no estaba pensando.
— Hoy lo iba a ver, pero tuve que inventar una excusa para que no viniera. Fui a la farmacia a comprar los test. — Vuelve a sollozar. — Papá va a matarme.
— Todos lo van a hacer Isamar. ¿En qué estabas pensando? — Me arrepiento de inmediato y resoplo, aunque a este punto debe de saber que no soy la mejor en esto.
— ¡No me ayudas! — Exclama entre sollozos. — ¿Qué voy a hacer?
— Calmarte para que mis papás no se den cuenta que algo te pasa, decirle a Diego y luego ir con una ginecóloga. — Me encojo de hombros.
Supongo que es lo normal, no tengo ni la menor idea que se hace en estos casos. Nunca llegue a tener la sospecha de un embarazo, mucho menos tener que ir a la farmacia a comprar test de embarazo y orinar en ellos. No sé que son los nervios y el miedo de estar en la situación en la que Isamar se encuentra. Porque no tuve la oportunidad.
• Solo cubrirnos de las balas cuando papis y hermanitos se enteren. •
— Acompáñame con la ginecóloga. — Le tiembla el labio inferior.
— Vale, pero vamos a tener que pagar en efectivo. Con las tarjetas papá puede darse cuenta.
Aunque si somos sinceras papá jamás rastrea o esta al pendiente de los gastos que hacemos en las tarjetas. Al menos no a diario. Pero prefiero tomar esa precaución y que justamente ese día tenga la curiosidad de ver en que despilfarran el dinero sus hijas y haga preguntas que nadie va a querer responder.
Mentir no es precisamente el fuerte de Isamar y en la noche cuando estábamos cenando, mamá le preguntó que si se sentía bien. A lo que muy inteligentemente respondió que había discutido con Diego; lo cual no fue buena idea considerando que va a tener que decirle a papá que está embarazada de él y va a querer matarlo.
— ¿Cómo estás? — Eliam entra a mi habitación y se sienta en la orilla de mi cama.
— Bien. — Alza una ceja tomando la cazadora de Stephen.
— Aún no puedo creer que hayas quedado embarazada de él. — Me tenso.
— Lo perdí, ¿No? — Respondo con indiferencia que quisiera sentir al cien por ciento.
— Aunque quieras negarlo, sé que te dolió perderlo. — Trago saliva al escucharlo.
— No me dolió, ni siquiera sabía que estaba embarazada. Te recuerdo que lo supe hasta que lo perdí. — Me encojo de hombros y le quitó la cazadora sintiendo la molestia aumentar.
— Era lo único que te iba a quedar de Stephen. — Se me nubla la vista por las lágrimas, pero no las dejo caer.
No pienso llorar de nuevo delante de uno de mis hermanos, ni siquiera con Eliam que confió ciegamente en él. Me enseñaron a ser fuerte y esto no me va a derrumbar, ya no. Puedo con esto y puedo con mucho más. Sé que puedo. Tengo que poder, por mis hermanos, por mis papás y sobre todo por mí. La pequeña Marbella estaría muy decepcionada.
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DIGNO PECADO. (TP #2)
Ficção AdolescenteUn año transcurrió, siendo el comienzo de todo el resto de una vida sin él. • Me apagué un poco, pero me volví a encender, porque yo siempre puedo, siempre pude y siempre podré. •