CAPÍTULO 14.

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Despierto aún desnuda en medio de dos hombres también desnudos y me muerdo el labio inferior cuando todo golpea mi mente con un recuerdo agradable.

• Si serás zorra... •

Fueron los mejores orgasmos que he tenido después de Stephen y eso me encantó. Siento que si me levanto de esta cama mis piernas van a parecer gelatina.

— Buenos días. — Murmura Richard y Jayden también se despierta, aunque ahora creo que no estaban del todo dormidos.

— Toda tuya. — Le responde Jayden, pero yo sigo demasiado dormida para entender.

— ¿Qué? — Frunzo el ceño cuando sale de la cama y se sienta en el sillón junto a la ventana.

Entiendo a qué se refiere cuando veo la erección matutina de Richard y luego se pone de nuevo un condón. Mi entrepierna se humedece al instante, abro las piernas y no duda en meterse entre ellas. Sin dejar de mirarme o al menos besarme entra en mi haciéndome gemir, la verdad es bastante frío. Jayden solo nos observa atentamente.

— ¡Mierda! — Se gira para que yo quedé encima de él y gemidos más fuertes salen de mi garganta.

Después de otro increíble, aunque menos intenso orgasmo, sale de mi interior y se quita el condón.

— Tengo que irme. — Acaricia mi labio inferior y entra al baño mientras Jayden toma su lugar.

— Hola. — Abro las piernas y me muerdo el labio inferior mientras se pone el condón.

— Hola. — Besa mi cuello mientras se acomoda y un nuevo grito llega. Es todo lo contrario a Richard, me acaricia, me besa todo lo posible. Cuando sale del baño ya vestido yo estoy encima de Jayden.

— Me voy. Disfruta tu orgasmo Bella. — Me besa y me pellizca los pezones. — Espero que se repita. — Muerde mi labio y se va después de darme una nalgada.

— Así que haces tríos con tu hermanastro. — Me pongo su camiseta y él tira el condón a la basura en dónde ya están los de la noche anterior.

— Algunas veces. — Me guiña un ojo. — No puedes negar que lo disfrutaste. — Me siento a horcajadas.

— No lo estoy negando. — Sube su camiseta para poner sus manos en mi trasero. — Pero hubiera agradecido que no dejarás que otro me hiciera sexo oral sin que yo lo supiera.

— Vale. — Me guiña un ojo. — Y para que lo sepas lo hiciste de maravilla para ser tu primer trío. — Suelto una carcajada.

— Gracias. — Muerdo su labio inferior.

— ¿Lo harías de nuevo? — Alza una ceja y es una pregunta en serio.

— Tienes que llevarme a mi casa. Steph llega en un par de horas. — En serio o no, ignoro la pregunta, pues no lo sé.

— Si, es mejor que no nos vea así. — Asiento.

Sigo cansada cuando me deja en mi casa y solo quiero dormir una semana entera. Como suponía, papá no esta y mamá llegó esta mañana así que está durmiendo al igual que Isamar. Llevaron a bañar a Eros, Ocean y Beach así que hay mucho silencio aquí.

Me doy una larga ducha pues de verdad lo necesitaba y cuando salgo solo con el albornoz puesto enciendo mi laptop y paso los dedos por la pantalla. Es una fotografía mía con Stephen en la piscina del penthouse, tiene su expresión de fastidio cuando rodeé su cuello con mis brazos y le di un beso en la mejilla.

Abro la carpeta con su nombre y me muerdo el labio inferior con fuerza para no llorar. Las primeras fotografías fueron el día de mi cumpleaños cuando yo estaba muy ebria y la última fue un día antes del secuestro, me desperté como muchas otras veces lo había hecho: con el rostro en su pecho mientras me abrazaba, él seguía dormido y le tomé una fotografía.

DIGNO PECADO. (TP #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora