Capitulo 3.

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LUKE

—¿Que harás con respecto al trabajo? —preguntó Ashton mientras alcanzaba una bolsa de pañales y la dejaba caer dentro del carrito que ya estaba medio lleno.

Luego de que mi locura repentina habia desaparecido, el castaño me habia hecho una lista bastante larga sobre las cosas que necesitaria para cuidar de Noah y enviado en dirección a la tienda. Pero cuando pregunté que rayos era la formula, decidio repentinamente que necesitaria compania para hacer las compras. No tenia la culpa, apenas tenia un vago conocimiento de que eran la mitad de las cosas que habia anotado en la hoja que me habia dado.

Ahora ambos caminabamos por la tienda mientras Ashton empujaba un carrito con Noah acomodado en un pequeña sillita, durmiendo profundamente.

—No lo sé —me encogí de hombros—. Supongo que puedo pedirle unos días o tal vez unos años.

—No te tomes esto como una broma, Luke. —era extraño escucharlo regañarme cuando él era el primero en hacer un chiste.

—Esta bien —suspiré—. Conseguiré alguien que lo cuide o tal vez pueda llevarlo al trabajo.

—¿Crees que Michael acepte eso?

—Michael —susurré—. El hijo de perra tendrá un día de campo con esto.

—Él va a disfrutarlo demasido —rió, arrojando un par de biberones al carrito.

Sacudí la cabeza tomando un peluche de la estanteria y jalando la cuerdita que con un arito de plastico al final. Ashton se carcajeo cuando el bicho comenzó a vibrar mientras hacia un extraño sonido de gorgoteo, logrando que lo arrojara nuevamente al estante. ¿Porque rayos los jueguetes para bebes hacian eso? Era como el audio de una porno, ¿porque alguien le daria esa cosa a un bebé?

Por desgracia, el sonido del muñeco-porno golpeando el fondo del estante fue suficiente para llamar la atención de Noah. Sus pequeños ojos azules se abrieron de golpe y miraron hacia todos lados, asustado. Su boca se abrió en un llanto mudo antes de que los verdaderos sollozos, mezclados con gritos, hiciesen su aparición.

—Mierda. —susurró Ashton mientras desprendia el cinto y sacaba a Noah de la sillita para luego pasarmelo.

—No. —sacudí la cabeza aunque al mismo tiempo extendi los brazos, aceptando el pequeño peso—. ¿Que haces? Tu eres el que hace esto, él me odia.

—Él no te odia, Luke —rodó los ojos—. Solo debe acostumbrarse a ti y tu a él, si no lo cargas jamás se aclimatizaran.

—Pero... —gemí cuando Noah grito más fuerte, me dejaria sordo en una semana—. Ni siquiera sé como sostenerlo.

—Maldición, Luke, el niño tiene el tamaño de tu brazo, no es tan dificil.

Varias personas comenzaron a mirarnos raro mientras Ashton me ayudaba a acomodar a Noah en mis brazos. Algunas parecian un tanto asustadas, otras solo nos miraban con... ¿eso era ternura? ¿Porque rayos alguien nos miraria de esa forma?

—¡Pon atención! —siseó el castaño—. Sostenle la cabeza, Luke, lo vas a desnucar.

—Esto no es tan facil como lo haces parecer.

—Si lo es, tu haces que las cosas sean dificiles.

—Claro que no, tu siempre intentas endulzar todo con una sonrisita —bufé—. Haces parecer que las cosas son faciles y luego nosotros, lo simples mortales, nos sentimos mal cuando no podemos hacerlas.

—¿Simples mortales? ¿A que rayos te refieres? —extendió rapidamente una mano, sosteniendo la cabeza de Noah—. ¡Sostenle la cabeza!

—Eso estoy haciendo —replique—. Ademas, ¿porque tengo que sostener su cabeza? ¿Para que tiene cuello entonces?

Tomando un martillo de peluche de uno de los estantes, el castaño me golpeo varias veces con él en la cabeza. El pequeño cascabel dentro del juguete sono varias veces mientras impactaba contra mi.

—Tiene un mes, Luke —explico cuando se aburrio de golpearme—. Aun no es capaz de hacerlo solo, al menos no por mucho tiempo.

—Podrias haber empezado por ahí.

Ashton rodó los ojos antes de volver a colocar el martillo en el estante y mirarme. Moviendome a los lados de forma incosciente, intente darle mi mejor mirada fastidiada. El chico estaba haciendo las cosas dificiles solo para molestarme, si me explicara mejor las cosas yo no tendria problemas aprendiendo. Nunca habia sido el mejor de la clase pero tampoco me costaba aprender cosas faciles como cuidar un bebé, porque eso es algo facil, ¿verdad? ¿Verdad?

—Hola —una pequeña pelirroja, de nariz pecosa, nos sonrió mientras se acercaba entre las gondolas—. ¿Puedo ayudarlos en algo?

Mirando su gafete descubrí que su nombre era Rose. Era bonita pero demasiado pequeña para mi gusto, no me gustaban las chicas muy altas pero vamos, midiendo un metro noventa y tres tenia cierto estandar en alturas. Tampoco queria romperme la espalda inclinandome solo para poder besarla. Así que la chica quedaba descartada y no solo por su altura, si no porque pude ver claramente la mirada de desaprobación que Ashton me estaba dedicando mientras media a la dependienta.

—Si. —Ashton le sonrió suavemente luego de darme una mirada de advertencia. Tenia un bebé en brazos, ¿que mal podia hacer?— ¿Podrias decirme donde estan las formulas para bebé?

—Claro, señor —asintió, haciendo un gesto hacia atras sobre su hombro—. Si pueden seguirme les enseñaré donde.

—Estamos detrás de ti.

Encaminando el carrito por el pasillo, Ashton me miró sobre su hombro e hizo la clasica seña de "te estoy mirando", con los dedos en V desde sus ojos hacia mi, antes de volver a su camino. Rodando los ojos, seguí su cabello castaño entre los estantes mientras observaba a mi alrededor. La chica se detuvo unos pasillos despues y señalo una gondola repleta de latas con ositos dibujados al frente. Ashton se entretuvo hablando con la chica sobre las edades y distintas marcas pero un enorme peluche con forma de pinguino al final del pasillo logro captar mi entera atención.

Era celeste con la panza blanca y parecia estar llamandome desde su estante. La cosa era un poco bastante más grande que Noah y se sentia suave bajo mis dedos. Tomandolo de una aleta, lo saque y se lo enseñé al bebé. Noah apenas movio su cabeza un poco sobre mi hombro pero no parecia haber visto el peluche.

—¿Que dices, cariño? —susurré—. ¿Lo quieres? Yo lo quiero, es lindo, puedes usarlo de almohada, ¿te gustaria?

Noah se removió contra mi pecho pero no pareció haberme escuchado. No me importó mucho, me gustaba hablarle y no tenia idea de porque.

—Es del mismo color que tus ojos, yo creo que es una señal. —sonreí mientras observaba al peluche—. ¿Sabes? Me recuerda a alguien, creo que Michael se ve exactamente igual a este bicho. Así con los ojos todos perdidos y cara de tonto, ¿que dices? —reí—. Cuando te lo presente pensaras lo mismo, confia en mi.

Miré al peluche una ultima vez antes de colocarlo bajo mi brazo.

—Creo que Mr. Miky se va con nosotros.

—Ow, amo ver el amor en los ojos de la parejas —la voz de Rose me llego antes de que pudiera darme la vuelta—. Las parejas gays, como ustedes, suelen ser las más emocionadas cuando llegan aquí.

Me giré sobre mi mismo, mirando a la chica con los ojos enormes antes de encontrarme con la mirada de Ashton. Sus ojos brillaban con diversión pero habia algo más allí, algo que no pude identificar. El castaño bajo la mirada y sacudió la cabeza, riendo entre dientes. 

Besos de un Casanova |Luke/Ashton|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora