Piper

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Piper no se podía apartar demasiado de la isla, sabía que lo que iba a ver sería muy doloroso, aun así, no pudo tomar mucha distancia. Se maldijo por haberle prometido a Jason abandonar la isla. Pero su madre le dijo, que haga caso a la razón y al corazón, él era las dos cosas, tenía razón y era su corazón, pero, ella no quería apartarse. Vio los cielos oscurecerse, los rayos caer y los primeros árboles incendiarse. Piper estaba en la penumbra casi total, solamente los rayos y el fuego iluminaban intermitentemente su rostro y sus ojos húmedos, no solo porque estaba en medio del mar, sino sus lágrimas que inundaban lentamente ese océano. Tan solo estaba comenzando el espectáculo de terror, cuando sintió que algo la arrastró, un remolino de burbujas que la tomó para abajo, trató de escapar, impulsarse con su cola, pero no lo logró. Si no podía respirar bajo el agua, ese sería su fin, pero la bendición de Poseidón la protegía, el momento de susto duró poco, la oscuridad del fondo del mar, se transformó en luz y apareció su madre.

 

Como siempre, Afrodita impecable, seca y perfectamente maquillada incluso en el fondo del mar. Estaba parada en una enorme almeja rosada, y rodeada de burbujas.

 

-¡Madre! ¡No! ¡Devuélveme allí! ¡Por favor! - grita Piper, pero Afrodita, forma a su alrededor una cola de sirena y nada rápidamente hacia su hija extiende sus brazos y la abraza. Piper se sacude para tratar de liberarse, pero pronto se rinde y queda llorando en sus brazos. – ¡¿Por qué madre?!

 

- No sé por qué, cariño – dice Afrodita con la voz suave y nadando elegantemente con su cola, se sienta en medio de la almeja y estira a Piper a su lado – no soy ninguna de las moiras, ni siquiera sé si ellas saben por qué o simplemente tejen destinos. Sólo podemos actuar hasta un punto para influir en ellos, pero no podemos cambiarlo completamente, créeme que traté de ayudar hija. Pero...

 

- Madre – dice Piper entre lágrimas – me dispararon, hurgaron entre mis tripas como en una licuadora. Fue el peor dolor que sentí en mi vida, aún así, ¡preferiría mil veces pasar de vuelta por eso! ¡No es justo que todos mueran y yo no!

 

- Hablando de eso hija – dice Afrodita, cepillando el cabello de Piper con los dedos- fue un acto muy heroico de tu parte, anteponerte a la bala para salvar a tu amigo.

 

- No fue lo suficientemente heroico – dice Piper – El oro imperial no dejó de intoxicarme, Jason pudo vencer al oro imperial cuando se enfrentó valientemente a Cim.

 

- Hija mía – dice la diosa- fue un acto de amor tan puro tan bello, fue tan valiente y desinteresado, un verdadero ejemplo heroico que ningún dios es capaz de conquistar. Pero esos milagros son divinos, por ejemplo, cuando Zeus transformó a Thalia en pino o Poseidón te dio esa cola. Lastimosamente, con la actitud de Zeus, se perdió todo lo divino. Al perderse lo divino, el oro imperial continuaba siendo tóxico, la ambrosía ni el néctar cumplían con su función. Fuiste y sos una héroe hija.

 

- ¿De qué sirvió? -pregunta Piper- si de todas maneras todos mis amigos terminarán en el tártaro.

 

Piper, quedó llorando sobre la cola de Afrodita hasta quedarse dormida, dentro de la enorme almeja rosa pálido, en algún momento, la perla terminó siendo almohada.

No sabía cuánto tiempo pasó, si estuvo tan solo unos minutos o días llorando y durmiendo, pero cuando se dio cuenta de que estaba en completa oscuridad, empujó el techo y abrió la almeja, la fuerza del agua hizo danzar los pelos de Piper, sería una escena digna de una película de Disney, de no ser por sus ojeras pintadas fuertemente, evidenciando su dolor, no le importaba su cola, no le importada como estaba vestida, solo sentía dentro un vacio existencial increíble. Lo primero que vió al abrir la almeja, era a la diosa, estaba en frente a ella, con una sonrisa enorme, sardónica, hasta inquietante para Piper.

Percy Jackson y la Tormenta en el Olimpo (LIBRO COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora