Piper

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Vio que era inminente, se dirigía a él, entonces ni lo pensó, se atravesó en el camino y ¡bam! ¿Conoces los agujeros negros? Era una de las pocas clases de ciencia que recordaba Piper, por culpa de su TDAH no siempre prestaba atención, ni se le quedaba en la memoria, pero esa clase la había impresionado al ver lo majestuoso y monstruoso de los agujeros negros. Recordaba que se producía por la muerte de una estrella, esta colapsaba sobre sí misma y se convertía en un agujero negro, que absorbía todo a su alrededor, incluso la luz. Era precisamente lo que Piper sentía, una explosión a la altura de su estómago, como colapsaba sobre sí misma y como ese orificio negro, absorbía toda su energía, incluso su luz. Parecía como si todo estuviera pasando más lento, como cuando Afrodita fue a hablarle al Argo, pero en lugar de sentirse bien por el aura de amor que transmitía la diosa, se sentía terrible, débil, como si cada segundo fuera más pesada y como si sus amigos estuvieran demasiado lejos para llegar a ella. Como acto reflejo, se llevó su mano al vientre, entre sus dedos se escapaba la sangre, no lo podía detener, le parecía que el "agujero negro" también absorbía el aire, porque se vio obligada a respirar rápido para absorber un poco, de repente sintió que la sostenían de los lados y luego ya sintió que era cargada por algo grande, no estaba segura de lo que pasaba, pero supuso que eran sus amigos, y aunque no fuera de ese modo, no había nada que pudiera hacer, no podía defenderse.

Respiraba apresurada, de repente se acordó que tenía una burbuja de aire nada más alrededor, ¿y si se le acababa el aire? Sintió que le daban ambrosia, trató de tragarlo, pero no, no tenía sabor ni ningún efecto, lo escupió de vuelta. No entendía, ya la habían golpeado, doblado las articulaciones de todas las formas, apuñalado, incluso una vez le pateó un sátiro y en otra ocasión, un centauro. Jamás sintió tanto dolor, que se acrecentaba con el movimiento del bamboleo de lo que sea que la transportaba. Hablaban a su alrededor, pero Piper no entendía nada, sus ojos estaban clavados hacia arriba mirando nada en específico, pero sentía que debía concentrarse en no morir, pensaba en todo y en nada a la vez, de repente se acordó como el año pasado Jason fue atravesado por una enorme espada, hacía chistecitos y todo, ella no podía, se odió a sí misma por eso, su apariencia de chica ruda ya era historia, estaba con sus ojos hundidos en lágrimas y clavados al cielo, todo por un pequeño perdigón, deseaba que el estuviera allí, Jason, tomándola de la mano y diciéndole que todo va a estar bien. O al menos sus amigas, sabía que Annabeth y Hazel actuarían como unas expertas, como si se tratara de un pequeño contratiempo, trabajarían coordinadamente como si estuvieran bailando una coreografía. Pero no, estaba rodeada de chicos, desordenados, a quienes quería mucho, claro, pero eran... ¡ellos! Representantes del caos, el impulsivo de Percy, el explosivo de Leo, el animal de Frank y el hijo de la mismísima muerte, ¡¿qué de malo podía pasar?!

Miró el agujero de vuelta, era una pequeña fuente de sangre a lado de su ombligo, y el agujero negro se deshacía en el agua, una fina línea humeante de color negro- Debo tranquilizarme- pensó, -¿Cómo puedo ayudarme? ¡Tonta! – se dijo.

-          "Vas a estar bien" "Vas a estar bien" – se decía, pero ni ella misma se lo creía.

Percy Jackson y la Tormenta en el Olimpo (LIBRO COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora