Había sido un muy largo medio día, ver a Percy fantasma no fue agradable, ni a Jason de esa manera, lo primero que pensó con la información de Rachel fue que se vería forzado a sentir las almas de los campistas descender, eso siempre se siente feo, pero si era en manos de otro campista, se sentiría el doble de malo, matar a tu propia sangre, es un lugar asegurado en los campos de castigos del inframundo, aunque no muera, parte de tu alma ya pertenece allí. Nico siempre se preguntó qué pasaría de el cuando llegue su día, ¿Acompañaría para siempre a su padre? O ¿iría a los campos de castigo por las crueles muertes que dio a los romanos el año pasado? No era miedo, más que nada una curiosidad.
Cuando Rachel informó que ningún dios estaba disponible, Nico fue a su camarote, trató de comunicarse con su padre, pero efectivamente, no hubo respuesta. Eso no decía mucho, los dioses no siempre se presentaban ante sus hijos, aunque Hades lo hacía a menudo, entonces apagó la luz, intentó transportarse por las sombras y... ¡PAF! Chocó por la pared, eso sí era novedad.
-¡Por Hades! ¡Qué está pasando! – dice Nico, frotándose la frente.
Salió de su camarote, con su mochila en mano, no sabía por qué, pero decidió que solo la llevaría, estaba más lejos de su camarote que de la cubierta, normalmente no era perezoso, pero bueno, no era que le molestaba mucho cargarla, aunque se veía raro. Fue a cubierta donde todos estaban con la pesadumbre de no saber que pasa, como si a todos los rodearan sombras que en otras situaciones servirían de transporte. Jason en la proa del barco, masticando chicle y sintiendo el viento, tal vez reflexionando, Hazel y Frank estaban cerca, hablando, pero a diferencia del inicio del viaje, por sus rostros, se notaba que eran conversaciones pesadas, para nada cursis. Annabeth estaba sentada sobre la mesa, a lado de la pecera, apoyando su cabeza por el vidrio y Percy del lado opuesto, con sus cabellos ondulándose por el agua, el rostro ya no se marcaba de furia, parecía más bien de resignación. Las manos de ambos coincidían a la misma altura, como buscando estar agarrados de las manos, ambos estaban en silencio, como comunicándose solo entre almas. Leo miraba unos planos en el suelo, giraba los planos como si no los entendiera y Piper parecía estar más hundida en sus pensamientos que nunca, en el fondo del barco, se miraba en el reflejo de la Katoptris. Apenas intercambiaban palabras entre ellos, había mucho silencio hasta para él.
Annabeth fue a ayudar a Leo con los planos y Nico se acercó a Percy, descubrió que era un buen compañero de charlas cuando no podía hablar, no podía sacar sus frases sarcásticas y Nico se podía descargar sin miedos. Le comentó que no podía transportarse entre las sombras entre otras cosas, Percy solo lo miraba y afirmaba con la cabeza de vez en cuando, Nico no podía decir si estaba realmente interesado en la charla o solo no podía escapar de su pecera, pero por una vez, no le importó, normalmente era reservado y de poco hablar, pero estaba demasiado feliz de que Percy estuviera vivo, aunque no lo confesó frente a él, pero era lo que sentía.
Se movían silenciosamente, como intercambiando lugares, excepto Jason que siempre estaba en la proa y Percy... por obvias razones. La única algarabía en que coincidieron todos fue cuando Piper alertó de que la Katoptris recibió coordenadas, como las de Google Maps, la ubicación de Tyson. En medio del atlántico, cerca de américa central.
- Muy bien, por fin tenemos destino – dijo Leo, moviendo el timón en forma de consola de play.
Annabeth lo ayudaba, vio un botón averiado.
- Hazel debe tener un botón de diamante que nos pueda ser útil – dijo Annabeth y se dirigió a ella hacia la proa.
- ¡Hey Leo! – elevó la voz Frank, revisando algo de su armadura y dirigiéndose hacia la popa– ¿aun tienes el poder del fuego?
- ¿Acaso hay forma de que yo deje de ser ardiente? – Responde Leo, encendiendo una llamarada en su mano derecha.
Nico elevó la cabeza y vio a Percy que estaba atento, como los gatos cuando levantan la cola ante un posible peligro, giró hacia la proa, Jason estaba también atento, inclinando la cabeza como tratando de oír.
- Qué pa- Nico no pudo terminar la pregunta, el Argo III se inclinó peligrosamente hacia babor.
En cuestión de segundos, se desató una terrible tormenta, los vientos soplaban a cualquier lado, el Argo III se empezó a bambolear de un lado a otro. Todos se sostuvieron por lo que podían para no caer, Frank que estaba en medio de cubierta, sin lugar para sostenerse, iba de un lado para otro golpeándose con las cosas que chocaban por él, Hazel parecía inclinarse para vomitar. Las aguas se elevaban como murallas, tan altas, que podían alcanzar al Argo en el aire. Los vientos empezaron a rasgar las velas y a izar a todos como si fueran banderas.
- ¡¿Qué pasa?! – esta vez, Nico logro terminar la frase, empapado y agarrándose fuerte de la baranda de estribor.
Todos al unísono, respondieron: - ¡Cim!
Percy elevó las manos, tratando de controlar las aguas, lo mismo Jason, se paró, sosteniéndose con una mano de la barandilla de la proa y levantando hacia arriba su mano con los rayos rojos, para tratar de calmar los vientos. Nico ve una grieta horizontal en medio de la cubierta.
- ¡Teníamos un trato Cim! – grita Jason.
- ¡¿Estará enojada porque regresamos?! – Pregunta Hazel.
- ¡Honraré mi palabra diosa! – Grita Jason- ¡estamos en una situación especial, pero llegaremos a todas partes!
Grita Jason con dificultad, las aguas del mar y la lluvia lo salpican y lastiman de vuelta, aunque no parecía inmutarse por ello, de todas maneras, trata de charlar con la diosa, Percy lucha por mover el agua, pero apenas salía un poco de agua de su pecera, se retuerce como un pescado recién capturado y luchando por liberarse.
Ponen todas sus fuerzas, pero ninguno de ellos parece ofrecer resultados, la grieta va creciendo, y extendiéndose por la mitad del barco. Piper se suelta, afortunadamente Frank la vio desprenderse y convertido en águila la toma y la empuja hacia la popa, toma también a Leo desde la camisa, que se desprendió del timón. La grieta se abre más aún, Annabeth, sostenida de la proa entre Hazel y Jason, estira sus manos como buscando alcanzar a Percy, Percy lo hace de la misma manera, pero están demasiado lejos para siquiera aproximarse, sus ojos tormentosos son de súplica, no se quieren alejar de él.
De repente, la grieta divide permanentemente el Argo III en dos partes iguales. El mástil y las velas quedaron con la proa, y elevan a Jason, Annabeth y Hazel hacia el cielo, mientras los demás caen junto a la popa al mar, la pecera de Percy por la fuerza cinética va hacia el fondo, golpeándolo por la cabeza, y dejándolo inconsciente, es lo último que vio Annabeth antes de elevarse a los cielos con la proa. Nico después sintió frio, oscuro y que no podía respirar, cayó como un meteorito y algo lo sostenía para abajo. Trataba de nadar hacia la superficie, pero no podía, algo lo mantenía en el fondo.
- ¿Ya es momento padre? ¿Me llamas a tu reino? – Preguntó Nico, antes de ver todo negro.
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Percy Jackson y la Tormenta en el Olimpo (LIBRO COMPLETO)
FanfictionPercy Jackson y los semidioses se enfrentan a una nueva aventura. Un año después de enfrentar a Gaia, en un paseo que pensaban sería de tranquilo, empiezan a pasar cosas raras sin explicación (no hay nada tranquilo al ser un semidiós). Algunos pierd...