Háblame // Fyolai

Capítulo 15

Sigma se tuvo que sostener de la mesa donde estaban almorzando, era plena hora de descanso y todos los demás estudiantes se le quedaban viendo por la risa extremadamente escandalosa que salía de sus labios.

Por otra parte, Nikolai se quedó mudo, recapacitando sobre lo que el contrario le había dicho.

¿Ese supuesto "coqueteo" se podría haber interpretado como que se quería ligar a la mamá de Fyodor?

Quien sabe, necesitaba la opinión de los expertos que muy seguramente no se aguantaron sus ganas de obedecer a sus hormonas y deberían estar en los baños del edificio más alejado. Dazai tenía un pequeño afán por hacerlo en lugares donde pudieran ser descubiertos, y para su suerte o desgracia, Chuuya le seguía el juego sólo para avergonzarlo cada que pudiera.

Pobrecitos de los papás de ese enano si llegaran a saber lo que su querido hijo hacía en sus tiempos libres.

Pero volviendo al tema, ahora tenía miedo de que Fyodor creyera que le gustaba su madre. Imaginando la situación nuevamente hipotética de que sucediera, ¿qué le iba a decir para explicarle? De todos los modos posibles terminaría gritándole y diciendo algo como "¡Que no me gusta tu mamá, me gustas tú!".

Así que... opciones viables no habían muchas. Y que Sigma se estuviera riendo como nunca antes en todo el año tampoco era de gran ayuda.

— ¡Te voy a anexar, Sigma!– le amenazó luego de un rato más, el pobrecito apenas y respiraba entre sus carcajadas — ¡Quería de tu ayuda y obtengo tus burlas!

— Okey, okey, perdóname la vida... es que...– continuó riéndose a lo desquiciado, sostuvo su estómago por la risa — A ver, ya, basta... pero si lo tomas por el lado positivo podrías ser su novio o su padrastro

— ¡No me estás ayudando, mejor me muero!

— No te vas a morir... no sin haberte ligado a la mamá de Fyodor-san

— ¡Cállate, por amor a los globos con forma de perrito!

— Muy bien, ya, ahora sí– dijo respirando profundamente para calmarse, aunque la sonrisa de idiota se mantenían en su rostro — ¿Te gusta Fyodor-san, si o no?

— P-Pues si

— Entonces lo tienes claro, eres el único imbécil que no se ha dado cuenta de algo que obviamente está pasando entre ustedes dos

— ¿Darme... cuenta?

— ¿Haz notado la manera en la que te mira?

— ¿Quién?

— Ayyyy qué lento eres– se quejó divertido, desvío su mirada hacia los chicos que venían hacia ellos — Mira, les vamos a preguntar algo y ellos te dirán la verdad

Eran raras las veces donde le tocaba tener que pedirle un consejo a los más chicos de su grupo de amigos, pero tal vez serían los más sensatos en estos momentos. Confiaba en ellos para que le dijeran lo que se supone era la gran revelación del siglo, aunque ambos pudieran llegar a ser un poco crueles en varias ocasiones.

Cuando lo dejaron fuera de la clases y ninguno le pasó apuntes de las respectivas materias que compartían, por ejemplo. Pero quedaba en el pasado, no era alguien de guardar suficiente rencor como para regresarles la mala broma a manera de venganza.

Atsushi de milagro había hablado abiertamente sobre sus intereses, era más que evidente que tenía los ojos puestos sobre Akutagawa, a quien juraba odiar. Además, ese maldito gótico muy apenas podía demostrar cariño o afecto por alguien externo a su familia o el mismo Atsushi, que también juraba odiar.