Capítulo 6

1.7K 268 250
                                    

Al inicio estuvo... raro.

Pero no había de qué molestarse ni mucho menos, más bien se sentía raro que alguien a quien apenas conocía de hace unos días le llamara tanto la atención. Pues, siempre fue alguien que creyera que tener suficiente cantidad de amigos era primordial antes que tener suficiente calidad.

No le importaba tener conocidos que literalmente habían sido peleadores en lugares clandestinos o cosas de ese estilo, aún así, tampoco le importaba mucho que ciertos de ellos fueran capaces de donarle un riñón en dado caso.

Entonces, se puso frente a frente, y esperó.

Mientras sus piernas comenzaban a temblar por el repentino bajón de energía, cuando hace segundos atrás estaba más hiperactivo que niño en dulcería, ahora se quería morir. Salir corriendo y fingir demencia sonaba como una buena opción.

Sin embargo, Fyodor le regresó la mirada. Sorprendido y sin idea de su motivo allí, solamente se le quedó viendo por unos instantes, justo después, sus mejillas se tiñeron en vergüenza. Era la hora de la merienda, obviamente estaría comiendo igual que todo el mundo.

Tenía rastros del pastelito de chocolate que Nikolai le regaló en sus labios.

Un silencio plagado de pena los acompañó por un rato, no decían nada pero querían decirlo todo. Así que, imaginando en su cabeza la voz de Sigma diciéndole lo cobarde que era, se volvió a armar de valor y le extendió el papel.

Fyodor, con el dorso de su mano todavía limpiando los restos de chocolate, se mostró confuso por ello. Dejó que el contrario hablara, le encantaba escucharlo hablar.

— Las... di-digo, los s-símbolos que se repiten más veces d-de lo normal...– comenzó a intentar explicarse, solamente era eso, un simple intento — ¿Son vocales, ve-verdad?

Bingo.

Otra vez ese bonito botón de cerezo sin terminar de florecer que tenía por labios se curvó ligeramente, aunque quiso ocultarlo detrás de su mano. Su corazón dio un salto inesperado, Nikolai le había sorprendido y se sentía entusiasmado en exceso.

¿Ponerse a patalear como niño chiquito de la emoción sería de mal gusto ahora?

— Lo noté hace rato, p-pensé que sería mejor si me dieras una pista– sugirió tranquilamente, sus nervios se desvanecieron por unos segundos — Si quieres que hagamos esto, deberías poner de tu parte también, ¿n-no?

Bingo, de nuevo.

Nikolai había aceptado, haber sido un poco más amable con él y con sus cercanos estaba funcionando. Porque, se moriría de un infarto antes que tener que hablarle por sí mismo, y comenzar una conversación normal.

De acuerdo, los dos estaban dentro del juego. Pero, no le había respondido nada, y eso consumía a Nikolai por dentro.

— Fyodor, háblame

Su voz se quedó atascada de pronto.

— Por favor, quiero que me hables

Pánico, pánico, pánico. Mucho, mucho pánico.

Sus oídos esperaban una respuesta que aliviara su corazón, podía saberlo por lo inquieto de sus manos que jugaban entre sí. Mierda, ¿qué debía hacer ahora?

Se consideraba alguien astuto e inteligente que sabía cómo reaccionar de manera madura y adecuada ante situaciones de exasperación, evidentemente. Todo estaba bien, no habría nada de lo cual preocuparse y las cosas estarían perfectas. Respiró profundo.

Háblame // FyolaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora