Capítulo 9

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No sabía si el brillo labial combinaba con el resto de su ropa, pero Sigma le dijo que era mejor ir preparado a que lo agarraran desprevenido. Los dos salieron en punto de las 9, les gustaba siempre llegar antes para ayudar con los preparativos.

Chuuya y Dazai eran pareja desde hace un buen tiempo, aunque tuvieron sus altas y bajas, de algún modo siempre quedaban perfectos juntos. Más que nada porque eran de esas personas que se odiaban, pero echaban de menos al otro si no iba a clase alguna vez.

Larga historia, aunque no dejaban pasar cada oportunidad para recordarle que, si ellos pudieron, él también podía. Por lo mismo de que llevaba tanto sin pareja, trataban de conseguirle un simple interés apenas pudieran. Todo se iba al demonio al final, y Nikolai parecía encantado de ello.

No necesitaba a nadie más para entrar en crisis a las 4 de la madrugada, él solito podía hacerlo por cuenta propia sin ocupar a una segunda persona.

Luego cambió todo su mundo y sintió que su cerebro se giraba dentro de su cráneo, que sus órganos se cambiaban de lugar y que por alguna razón la energía dentro suyo posiblemente por un ataque de ansiedad se disparaba en todas direcciones. Fyodor lo volvió loco. Bueno, más loco.

Mientras ayudaba a Chuuya con las bebidas y esperaban a los demás, sonrió sólo por el hecho de que el color de los vasos le recordaba a los ojos del ruso. El pelirrojo le empujó despacio con su cadera, haciendo resonar la cadena de su cinturón.

— No pierdas la cabeza hoy, ¿quieres?– se burló tomando un trago de su bebida — Sé que te parece lindo y todo, pero debes tener cuidado

— ¿Cuidado de qué? No mataría ni una mosca y si lo hiciera sería por accidente– trató de excusarse mientras veía a Sigma pelearse con Dazai por la posición de las decoraciones — Estaré bien, no es como que quisiera casarme con él

— Niko, no te ha gustado nadie desde hace tanto que, honestamente, me preocupas ahora– fue sincero, atrajo la atención del más alto — Me parece... no sé, sólo cuídate ¿si?

Permaneció en silencio unos segundos, soltó el aire reprimido en sus pulmones y lo dejó salir en un soplido divertido. Desvió la mirada al auto de Chuuya afuera, tenía pensado ir por Fyodor y recogerlo en su casa para traerlo, pero el mismo le dijo que no era necesario.

¿Por qué era tan servicial con él? ¿Qué es lo que veía en su persona que le atraía con tanta fuerza? ¿Era por lo que vivió y no quería que se repitiera? ¿Para qué prevenirlo de algo que en algún momento le tendría que suceder si o si? ¿Por qué protegerlo?

Sintió el pequeño apretón de Chuuya en sus hombros, quien luego se alejó para abrirle la puerta a Tachihara y todo su montón de amigos. Hasta atrás y llegando unos minutos después, Atsushi y Akutagawa venían corriendo hechos un costal de nervios.

— ¿¡Qué!? ¿¡Qué!?– escuchó a Dazai gritar y queriendo sacarles la verdad a los menores — ¡Ya suelten la sopa o la van a escupir por las malas!

— V-Venía un auto unas cuadras antes de nosotros, el idiota de Akutagawa frenó a propósito y... y pu-pues...

— ¡No seas ridículo, Jinko!

— ¡Bueno, ya cálmate!

— ¡Niños, díganme ahora!

— ¡El chico de intercambio está afuera!

Antes de que alguien pudiera decir una sola palabra, Nikolai se atravesó en medio de toda la puerta principal y se asomó lo más indiscretamente posible porque no pudo contenerse. Literal hasta los vecinos del otro distrito podrían haberlo visto sacar la cabeza por la puerta con los listones de su cabello colgando.

Háblame // FyolaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora