Capítulo 24

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¿Quién fue el escritor del guión de su vida? Porque se pasó de mierda.

Sus extremidades se congelaron al momento de escuchar las llantas del auto derrapar, las luces de los faros le dieron en toda la cara dejándolo desorientado por unos segundos, teniendo que cubrir sus ojos con su brazo. Después percibió un portazo, y las piernas le temblaron como gelatina sin refrigerar.

- ¡Imbécil, idiota, estúpido, ¿qué carajos haces a mitad de calle!?- le gritoneó Chuuya caminando hacia él - ¡Dioses benditos, es que eres tonto!

- Y-Yo... es que esta...ba...

Sintió la mano de Sigma soltándole una cachetada en la mejilla derecha, con tanta fuerza que casi se le sale la cabeza rodando. Hubo dolor, pero también lágrimas de infinita preocupación y enojo por ser un maldito insensato. El menor lo abrazó con fuerza mientras seguía susurrándole insultos, aterrado por la simple idea de que Nikolai hubiera muerto.

Dazai tocó el claxon del auto luego de unos minutos, y a regañadientes los tres regresaron adentro.

- ¿Por qué están ustedes aquí?- preguntó Gogol de primeras mientras Chuuya se estacionaba mejor - No... n-no pensé que...

- ¿Tú nunca piensas o qué?- suspiró el castaño - Recibimos tu llamada de hace rato preguntando por Fyodor-kun, Chibi empezó a sobrepensar y no se pudo dormir, entonces quisimos ir a ver si estabas bien

- ¿Me puedes explicar por qué mierda casi te arrollo?- interrogó el pelirrojo seriamente - Casi nos matas a todos del susto, imagina lo que haría eso en mi conciencia si no freno a tiempo

- Ahhh... perdón, estoy en blanco ahorita, no sé qué responderte...

- Claro que estás en blanco, en tu cerebro sólo hay espacio para la estupidez y el color blanco- renegó Sigma tallando sus ojos - Para resumir, entró en un lapso de idiotez cuando... ¡mierda, tenemos que ir a casa de Fyodor-san!

- Okey, casa de Fyodor, ¿por qué vamos a casa de Fyodor?- cuestionó Chuuya volviendo a integrarse en la carretera - ¿Es urgente?

- ¡Si, muy urgente!

- Entonces te toca manejar, Osamu

Nikolai ni siquiera tuvo tiempo de procesar adecuadamente las cosas cuando ya estaban frente a la puerta, y a pesar del enorme pánico que lo ahogaba por dentro, bajó del vehículo. Habían patrullas de policía rodeando la casa, vecinos y demás gente alrededor, deslumbrantes luces azules y rojas que comenzaban a dar vueltas en su cabeza.

Chuuya sugirió que lo mejor sería esperar un rato a que todo se calmara, pero no podía seguir haciendo eso. Volvió a sentir ganas de llorar y un escalofrío le hizo abrazarse a sí mismo, no pudo hacer que sus pies se quedaran pegados al piso así que acabó adentrándose entre la gente poco a poco.

Dazai lo siguió de lejos, dejando a su novio tranquilizar a Sigma todavía en el auto. Chuuya tuvo un mal presentimiento desde esa misma mañana, y jamás dudó ni por un segundo que algo malo fuera a suceder hoy, sólo que no sabía qué podría ser o a qué hora. Se apresuró al reconocer a alguien entre los investigadores y oficiales.

Tocó su hombro y el hombre se dió media vuelta, sorprendido de ver a su hijo en medio de la multitud.

- Dazai, ¿qué haces aquí?- dijo Mori, su padre - Es demasiado tarde, no deberías estar fuera de casa siquiera

- El novio de mi amigo vive aquí, pasaron muchas cosas pero todos creemos que algo malo le sucedió y necesito...- tragó saliva intentando decir el resto - Por favor, necesito que nos dejes pasar a la casa

Háblame // FyolaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora