𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔲𝔫𝔬

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El despertador sonaba sin parar, retumbando en los oídos de Joel.

Se movió un poco en la cama antes de abrir sus ojos por completo. A pesar de haber dormido sin camiseta, había sido una noche calurosa. Estaba sudado, y el ventilador frente a su cama no había sido de mucha ayuda.

Mientras frotaba sus ojos, apagó el despertador que estaba en la mesa de noche junto a él. Dio una mirada rápida a su habitación. Estaba desordenada con ropa y revistas de ciencia ficción sobre el mueble y el suelo. Las paredes estaban pintadas de un azul agradable, y decoradas con algunos cuadros y posters. Suspiró, pensando que era otro día, otra jornada laboral. Se sentó en la cama, dejando los pies descalzos en el áspero suelo. Respiró hondo y miró su celular.

Rechinó los dientes, pensativos, antes de tomarlo. Ya habían pasado tres días desde que se despertaba de la misma manera: solo pensando en revisar su teléfono y ver si tenía algún mensaje de ella.

Lo tomó con rapidez y encendió la pantalla táctil de su IPhone 3. Habían mensajes deseándole feliz cumpleaños de algunas mujeres que habían contratado su servicio anteriormente. Bajó por las notificaciones hasta que encontró algo que le llamó la atención. Tanto, que hizo que se colocara de pie al instante.

Era un mensaje de ella, de quién estaba esperando respuesta hace días.

"Feliz cumpleaños, Joel"

Abrió el chat y se encontró con los mensajes que él le había enviado antes de que ella le escribiera.

"Hola, ¿estás libre el fin de semana?"

"¿Todo en orden? Fui a verte, y no estabas allí"

"¿Hola?"

"Solo escríbeme para saber que estás bien"

Y ella solo respondió, tres días después, con un "Feliz cumpleaños, Joel".

Intentó llamarla, pero no respondió. Suspiró, irritado, y pensó que podría pasar por su casa mientras trabajaba. Pretendía que no le importaba para mantener las apariencias con ella, pero no podía ocultarlo más.

Estaba preocupado.

Escuchó que Tommy y Sarah ya estaban despiertos. Hablaban en la cocina, por lo que decidió colocarse la primera camiseta que encontró en el suelo y bajar a planta baja.

—¿Aún el hombre del cumpleaños no despierta?— preguntó Tommy mientras mordía una tostada y observaba a su sobrina cocinar huevos revueltos.

—Creo que su despertador acaba de sonar, pero no sé si lo apagó y volvió a acostarse. Iré a revisar luego de que...— escuchó pasos bajar por la escalera, y sonrió con picardía hacia el hombre frente a sí—. Mira esto, tío Tommy.

El hombre, extrañado, prestó atención.

Joel caminó hacia el refrigerador, pasando a un lado de su hermano. Cogió un poco de agua fría de una botella de plástico y saludó a su hija con un beso en la cabeza, poniendo sus labios en contacto con sus rizos castaños y esponjosos.

—Feliz cumpleaños, papá— dijo la chica, sonriente.

—Gracias, cariño— miró la cafetera que ya tenía café caliente, y sonrió. Tomó una taza del estante y sirvió hasta llenar la taza por completo—. Tendré que cumplir años más seguido para despertar así.

Sarah golpeó ligeramente el brazo del hombre, y este sonrió.

—Ten— la chica extendió un plato con huevos revueltos, tocino y tostadas—. Ve a sentarte.

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