𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔰𝔢𝔦𝔰

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El cielo tenía un color azul cálido, indicando que en un par de horas amanecería.

Betty caminaba con pasos decididos junto a Ellie. Suplicaba en silencio que la menor no quisiera descansar porque avanzar era lo único que evitaba que no tuviera una crisis. Mantenerse en movimiento simulaba el temblor que tenía debido a la ansiedad y ganas de llorar contenidas.

Luego encontraría un lugar alejado de los demás donde pudiera desahogarse.

—¿Betty?— escuchó decir junto a ella.

La chica sacudió ligeramente la cabeza y giró hacia Ellie con expresión de fingida tranquilidad.

—Estaba diciendo— enfatizó la menor. Miró al frente—. Que ahora somos amigas, ¿no es así?

Betty asintió, sonriendo a boca cerrada.

—Y las amigas se cuentan todo, ¿verdad?

La chica suspiró.

—¿Qué quieres saber, Ellie?

—¿Cómo conociste a Joel? ¡Es que muero de curiosidad! La forma en que se miran es...

Inconscientemente, Betty apretó su mandíbula. Se encogió de hombros.

—Vivíamos en el mismo pueblo. Era un lugar pequeño, y todos se conocen en un sitio así. Nada más.

—Es exactamente lo que Joel dijo— habló Tess detrás de ellas. Luego, se colocó del otro lado de Betty—. ¿Acaso acordaron decir la misma mentira?

—Joder...— murmuró la chica—. Decimos lo mismo porque es la verdad. Así que— respiró hondo para no alterarse—, ¿podrían dejar de preguntar, por favor?

Ellie soltó un bufido.

—Cómo sea— corrió hacia unas hojas secas en medio de la carretera y las pateó. Se detuvo un momento para verlas volar por los aires y después caer lentamente al suelo de nuevo. Siguió haciendo lo mismo con otras hojas del camino mientras Betty la observaba.

—Lamento lo de ese sujeto, Riz— dijo la mujer. La chica giró a observarla con expresión confusa y ceño fruncido—. Era un idiota, pero me doy cuenta que lo querías.

—Es un idiota— dijo, haciéndose énfasis en la primera palabra—. No está muerto.

—Joel solo...

—Lo sé— interrumpió—. No hubiese actuado de esa manera si Riz no fuese un idiota impulsivo.

La mujer asintió. Permanecieron en silencio por un momento, y la chica iba a acelerar el paso cuando Tess habló de nuevo

—Sé que no confías en mí y por ello no quieres decir la verdad. Eso hace que no confíe en ti tampoco— Betty giró su rostro al lado opuesto de la mujer y rechinó los dientes. Respiró hondo y movió sus dedos para no exasperarse. Harían un viaje juntas y, por lo tanto, tenían que llevar la fiesta en paz—. Pero de todas formas quería pedirte algo.

—¿Qué?— intentó sonar amable.

—Sé que eres importante para Joel porque no lo he visto mirar a alguien como te mira a ti— Betty suspiró, controlando su impulso de llorar—. Y para ti también lo es...

—No creo que...

—Lo que quiero decir— interrumpió con severidad— es que Joel no tiene a nadie.

—Te tiene a ti.

—Y a nadie más.

—¿No tiene familia?— dijo al instante. Tragó saliva, temiendo lo peor.

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