𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔳𝔢𝔦𝔫𝔱𝔦𝔬𝔠𝔥𝔬

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Betty y Joel habían dormido profundamente luego de haberse asegurado que Ellie estaba bien. La chica se despertó temprano en la mañana debido a su dificultad de conciliar un sueño corrido, y decidió tomarse una ducha y preparar algo de comer.

Una vez en la cocina, en cuestión de minutos Betty sintió grandes brazos rodearla con delicadeza, y sonrió a boca cerrada. Estaba cortando un tomate en cuadros pequeños, y se detuvo.

—Despertaste temprano— dijo la chica antes de girarse y encontrar los ojos cafés de Joel mirándola con ternura.

—Lo hice porque no estabas conmigo— habló el hombre en voz ronca. Acarició el rostro de la chica con la yema de sus ásperos dedos, y la detalló como si la admirara por primera vez.

—No me fui a ninguna parte. Solo...tomé una ducha y vine a la cocina— susurró.

—Pero necesito sentirte cerca de mí— la rodeó de nuevo con sus brazos, atrayéndola más a sí—. De esta manera. Tu cuerpo junto al mío.

Betty soltó un sutil bufido mientras se ruborizaba. Colocó sus manos en el pecho de él, que estaba cubierto por una camiseta blanca de algodón. Él se inclinó para besar sus labios con sutileza. La chica respondió el beso tomando el rostro del hombre, sintiendo el tacto de su canosa y desordenada barba.

—¿Necesitas que te ayude en algo?— preguntó Joel luego de sorber su nariz y observar lo que la chica estaba haciendo.

—Puedes tostar pan— la chica hizo un movimiento de cabeza hacia la alacena, donde se encontraba el alimento—. Haré huevos revueltos— volvió a tomar el cuchillo para continuar cortando el tomate.

—Primero— dijo el hombre mientras tomaba el recipiente que contenía pan casero y movía sus ojos buscando dentro de la alacena—, prepararé café, pero no lo encuentro...

—Hay café listo— Betty hizo de nuevo un movimiento de cabeza hacia la cafetera junto a la estufa.

El hombre sonrió, y dejó ir un suspiro de alivio.

—Gracias— pasó junto a Betty y besó su cabeza antes de aproximarse al aparato—. Odio admitirlo, pero prefiero tu café al mío.

—Porque el tuyo apesta— la chica se encogió de hombros, y no levantó la mirada de la cebolla que había comenzado a cortar de la misma manera que el tomate. Este último ya lo había tirado al sartén—. Acéptalo, Joel.

—Prefiero tomar café preparado por ti— dijo mientras servía el contenido de la cafetera en una taza color blanca— porque eso significa que estamos juntos— pensó por un momento, y sacudió ligeramente su cabeza antes de dar un sorbo al humeante líquido—, ¿tiene sentido eso?

—Lo tiene— habló Betty con voz pausada, y mirándolo mientras sonreía a boca cerrada. Él le devolvió el gesto.

Ambos escucharon un quejido adolescente y somnoliento, y giraron hacia Ellie que entraba a la cocina mientras frotaba su ojo derecho.

—¿Cómo dormiste?— preguntó la chica mientras tiraba la cebolla picada en el sartén, haciendo que la habitación se impregnara con el sonido chispeante de los vegetales friéndose.

—Bien— se limitó a decir mientras tomaba asiento en la silla de madera cercana a la mesa del mismo color.

—¿Y estás bien?— habló el hombre mientras colocaba rebanadas de pan en la plancha que había calentado previamente. Se mantenía concentrado en lo que hacía por sentir vergüenza.

Ellie asintió.

—Sí— dijo con voz tranquila, ocultando su nerviosismo y luego de un momento por percatarse que Joel no la observaba por estar de espalda—. Gracias.

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