Martes, 21 de septiembre del 2021
Diez días después de ver por primera vez a Alma en clase, Abiel aún no se ha acostumbrado a lo que esta chica le hace sentir. Al mismo tiempo, se ha dado cuenta de que es una de las chicas más inteligentes e interesantes que ha conocido, por no hablar de su belleza. Cada vez que la mira, la encuentra más atractiva.
Daniel se queja de que no es el mismo de siempre y que esquiva a las chicas en cuanto ellas comienzan a seducirle, pero realmente no le apetece perder el tiempo con ninguna chica. Desde que conoció a Alma, solo quiere estar con ella.
Parece que esa aura que desprende lo ha cautivado por completo, tanto, que incluso no ha podido coquetear con ella, como hace con el resto de las chicas que conoce. Nunca haría nada que Alma pudiese malinterpretar. Le interesa demasiado como para evitar que pueda llegar a suponer que solo quiere liarse con ella.
—¿Quieres que te deje en el instituto, hijo? Tu padre podrá irte a buscar a las dos, cuando acaben las clases, y así no necesitarás la bicicleta —se ofrece su madre mientras toman el desayuno.
—Claro, mamá. ¿Podemos pasar a buscar a Pedrito? Le prometí que hoy iría con él a clase —le pide a su madre, no puede olvidarse de la promesa que le hizo anoche a su amigo.
—Nunca pensé que vuestra amistad fuese a durar tanto —le dice la madre divertida.
No es un secreto que la gran mayoría de los amigos de Abiel se pregunten todos los días lo mismo. Si Pedrito tuviese más amigos, quizás Abiel compartiría menos tiempo con él y más tiempo con sus otros amigos, como Daniel. Pero Pedrito es demasiado tímido para hacer amigos nuevos y, mucho menos, para echarse una novia en el instituto. Ni siquiera se habla mucho con el resto de los compañeros de clase.
—Sabes que lo quiero como a un hermano y no tiene más amigos —le explica Abiel.
—Y en casa lo queremos como si fuese tu primo —le hace saber su madre para que no haya malentendidos, tanto ella como su marido aprecian a Pedrito desde que lo conocieron y era aún más pequeño y delgado que ahora.
—Hoy a las cuatro comienzan los entrenamientos de baloncesto —le recuerda Abiel entusiasmado a su madre.
—¿Vas a poder ir también a vóley?
—Sí, he hablado con los dos entrenadores. No tendré que hacer los estiramientos si nos alargamos mucho con el baloncesto, porque quiero calentar con el equipo de vóley. Me han dado a escoger y he decidido ser el capitán de vóley.
En esta familia no suele haber secretos después de que el primo de Abiel le dijese, cuando tenía seis años, que era adoptado. Su primo solo tenía diez y no lo hizo por malicia, lo contó como si Abiel estuviese enterado de todo. Él les preguntó a sus padres y ellos no lo negaron. Le contaron la historia de que habían querido adoptar a un bebé desde que llegaron a España y que, cuando Abiel tenía dos años, se les presentó la oportunidad. No era tan pequeño como ellos habían solicitado, pero no tenían que esperar más. Lo único que habían pedido los padres biológicos del niño era que no le cambiara su nombre. Por esa razón se llama Abiel Sirius, un nombre nada convencional, pero del cual Abiel está muy orgulloso.
—¿Cómo se lo tomó el entrenador de baloncesto? —preguntó la madre de Abiel.
—Al principio no muy bien. Según él, fui un gran capitán el año pasado, pero le expliqué que todos los chicos de mi equipo querían ser capitán, mientras que en vóley no tenemos esa suerte y le recomendé a Daniel, además de asegurarle que lo ayudaría siempre que me necesitase y se fue contento.
—Eres un gran chico, Abiel. Los que vivimos contigo no te merecemos. Es una pena que casi nadie se dé cuenta y siempre intentes dar esa imagen de chico malo a quien no le importa nada.
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XZ - TERMINADA
FantasyNunca me he sentido diferente a los demás, siempre he sido una oveja más en este gran rebaño que llamamos humanidad. Por eso no puedo entender todo lo que mi cerebro intenta procesar. ¿Yo? Seguro que esto es solo un mal sueño o todos se han vuelto l...