CAPITULO DIECISIETE - LA FIESTA

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Domingo, 10 de octubre del 2021

Son las cinco de la mañana y aún quedan una docena de adolescentes en la casa de los Schützer. Erich y Ellen se fueron a acostar hace dos horas y todos han aprovechado para sacar las botellas de alcohol que han traído a escondidas y que han ido bebiendo con precaución a lo largo de toda la noche.

—Estoy segura de que tu madre se ha dado cuenta de que Pedrito ha bebido más de la cuenta. Se le notaba desde antes de media noche —le dice Alma a Abiel, cuando regresan después de haberse perdido por tercera vez desde que comenzó la fiesta.

Abiel nunca ha tenido novia, pero está seguro de que ninguna chica con la que ha estado ha tenido tantas ganas de intimar con él como Alma. Sospecha que a pesar de no llevar la cuenta de las veces que su novia ha llegado en la fiesta al orgasmo, no lo dejará dormir cuando se acuesten esta noche, o mejor dicho, esta mañana.

—Es la primera vez que bebe alcohol. Seguro que mañana no le parecerá tan bonito, sobre todo, cuando mi madre le dé la charla —le responde mientras tira de ella para bailar en la pista improvisada una canción de Pablo Alborán.

—El DJ se está poniendo muy romántico —dice Alma cuando Abiel hace que baile entre sus brazos.

—El DJ se fue hace una hora. El que está pinchando es Carlos, que siempre pone la misma canción cuando alguien le deja acercarse a la música —le responde Abiel que por alguna razón que aún desconoce, vuelve a tener unas ganas locas de besar a su novia.

—A mí me gusta la canción —admite Alma.

—Y a mí, si la puedo bailar contigo, reina.

Solo quedan cuatro parejas bailando y el resto de sus amigos están sentados en la zona de barbacoa. Después de dos canciones, Alma y Abiel deciden hacer acto de presencia en la zona de los rezagados, que es cómo llama Daniel, donde se encuentran los que no están bailando.

—Es la primera vez que te veo ligando en una fiesta —le dice a Abiel Raúl, un compañero de clase y de voleibol, a pesar de que Alma está a su lado.

—¿Tú a qué instituto vas, Raúl? Es mi novia. A partir de ahora no vas a volverme a ver ligando —le responde Abiel haciéndose el ofendido.

—Te ha dado fuerte, ¿eh? —interviene Pedrito, que está casi borracho, sin camisa y con el brazo derecho en los hombros de Lucía.

—Igual que a ti con el ron. ¿Quién fue el listo que te dio de beber? No puedo dejarte solo ni cinco minutos —se queja Abiel.

—Fui yo —le responde Lucía, contenta, como si hubiese hecho una hazaña.

—Pues vas a tener que cuidar mañana de él porque yo tendré que cuidar de Alma. No te olvides de que hagáis lo que hagáis, tenéis que usar un condón —le recuerda Abiel a Lucía.

—Lo que más me gusta de tu casa son los vecinos, Abiel. No se ha quejado ni uno —interviene Paula, que acaba de llegar al grupo, ya que antes estaba bailando con su novio.

—Mis padres siempre les hacen saber unos días antes que van a hacer una fiesta y tienen un detalle con los que están más cercanos —le hace saber Abiel.

—¿Los chantajea? —se sorprende Lucía.

—No, en todo caso, sería comprar su silencio. Pero cuando los demás hacen alguna fiesta, nosotros no nos quejamos tampoco y nadie nos avisa o hace algún regalo.

—Lo bueno de las casas de por aquí es que si cierran las puertas y las ventanas no escuchan nada —consigue decir Pedrito que está tan cansado que casi no puede ni hablar.

XZ - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora