CAPITULO TREINTA Y TRES - MAIA

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Miércoles, 4 de enero del 2023

Desde que han vuelto a Madrid, Alma y Abiel no han quedado con sus amigos. Abiel no quiere que ninguno de sus conocidos salga perjudicado, por lo que solo ha salido de casa para desayunar y, el día anterior, para ver las miles de burbujas de luz iluminando los Jardines de Sabatini, pero ambas cosas las han hecho ellos dos a solas.

Ayer por la noche, cuando regresó del Palacio Real, después de no tener señales de vida de su hermano durante casi dos semanas, Hércules lo llamó. Lo tranquilizó diciéndole que Hera estaba entrando en razón y que pronto irían a visitarlo. Añadió que hiciera su vida normal, porque estaba seguro de que no le pasaría nada, ninguno de ellos lo permitiría.

Así que, esta mañana, llamó a Daniel y a Pedrito y quedaron en ir con sus respectivas novias a patinar sobre hielo al Palacio de Cibeles.

—Hoy estás muy cariñoso —le dice Alma a su novio, cuando se van a preparar al cuarto para ir a buscar a Pedrito porque Daniel llevará en su coche a Paula y Lucía.

—Ahora que no tengo que estar vigilando todo el tiempo por si alguien aparece, anoche he podido dormir —se sincera Abiel.

—¿No habías dormido nada desde que nos fuimos a Austria? —pregunta Alma incrédula.

—Ya te dije que no podía descuidar la vigilancia —le recuerda él.

—Pues anoche no parecías cansado —lo provoca ella, ya que anoche, en cuanto le colgó a su hermano, se había follado a su novia sin parar hasta que ambos se corrieron cuatro veces.

—Ahora tampoco —le responde Abiel antes de comerle la boca a Alma.

—Vamos a llegar tarde.

—Aún son las nueve y media y hemos quedado en recoger a Pedrito en una hora, porque la pista de patinaje abre a las once —le dice antes de comenzar a desvestirla.

Abiel está tan cachondo después de intentar no tocar a su novia durante dos semanas, mientras ella hacía lo imposible para seducirlo, que ahora no puede quitarle las manos de encima.

Diez minutos antes de la hora acordada para recoger a su amigo, salen de la habitación un poco menos salido de lo que estaba antes, pero todavía con ganas de perderse en el cuarto unas cuantas horas con su novia.

Carmen regresará mañana de sus vacaciones de Navidad y los padres de Abiel han salido a trabajar, por lo que les envía un mensaje para informarles de que no volverá para el almuerzo, porque estará con sus amigos patinando.

***

Erich y Ellen están sentados en la mesa de la cocina almorzando, cuando no hay nadie en casa, les gusta comer ahí, abren una botella de vino y celebran el amor que sienten el uno por el otro. Aún están nerviosos por la amenaza que supone Hera, pero anoche, su hijo los tranquilizó un poco después de hablar con Heracles.

Suena el timbre, cuando están comiéndose unas uvas Ruby Roman, que un amigo de Ellen ha conseguido sembrar y les ha regalado unos racimos. Se supone que se cultivan en Japón, pero Ellen no hizo preguntas al respecto, solo le agradeció el gesto.

—¿Quién podrá ser? —se pregunta Erich en voz alta mientras se levanta para ir hacia la puerta y su mujer lo acompaña.

—¿Han venido Hera y Zeus? —les pregunta Míriam, cuando abren la puerta.

—No, aunque llegamos hace una hora y en casa no ha habido nadie —responde Ellen justo antes de que aparezca Heracles acompañado de doce personas más.

—¿Dónde están los niños? —pregunta Heracles sin dejar de sonreír.

—Han salido —responde Erich un poco tirante.

XZ - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora