CAPITULO SEIS- VIEJOS AMIGOS

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Viernes, 24 de septiembre del 2021

Cuando llega la camarera, es una conocida de Abiel. Es una chica de unos veinte o veintiún años y parece simpática. Se saludan como viejos amigos y Abiel pide por los dos.

—¿Te has enrollado con todas las camareras de Madrid? —pregunta Alma un poco molesta.

—¿Por qué lo dices? Mónica es una chica increíble que estudia veterinaria y que conocí en verano, pero jamás me he enrollado con ella, cómo has descrito —se defiende Abiel.

—Ni siquiera pagaste cuando me invitaste al helado en el Burger King el día que nos conocimos —le recuerda Alma.

—¿Son celos eso que estoy percibiendo?

—Solo me parece de mal gusto que utilices tus encantos para conseguir comida y bebida gratis.

—Isabel trabaja en ese Burger King desde hace tres o cuatro años. Hace unos meses, cuando llevé la moto para la primera revisión al taller, ella y su novio estaban discutiendo con uno de los trabajadores porque necesitaban su moto para que el novio pudiese ir a trabajar al día siguiente, pero les faltaban doscientos euros para poder pagar la factura del arreglo. Así que se los presté y quedamos en que ella pagaría lo que comiese en el Burger King hasta llegar a esa cantidad y se salde la deuda.

—Pero te miraba como si fueses el único chico que existe en el mundo —recuerda Alma sin dar crédito del todo a lo que le acaba de contar su amigo.

—Lo sé, su novio también. Parece ser que era muy importante para ellos tener la moto al día siguiente que me los encontré en el taller. Cuando nos los encontramos por ahí, solo me miran a mí, Daniel dice que se han obsesionado conmigo —le explica levantando los hombros, dando a entender que no tiene nada que ver con él.

—¿Y Mónica? —pregunta Alma, haciendo mención a la camarera que los acababa de atender.

—¿Les haces un interrogatorio así a todos los chicos que quieren tener una relación contigo? —bromea Abiel, disfrutando del momento como un niño pequeño en una piscina de bolas.

—Sabes que nunca he tenido una relación con un chico —le contesta ella un poco molesta, porque está segura de que cuando se besaron notó su falta de experiencia.

—¿No? Entonces solo te besas con los chicos que acabas de conocer —pregunta Abiel sorprendido.

—No lo había hecho antes. Te dije que no podía compararlo —se sincera con Abiel que, por la cara que pone, nunca pensó demasiado que él es el primer chico que Alma besa, lo que hace que Alma se avergüence.

—¿Y por qué lo hiciste, si pensaste que no me volverías a ver? —le pregunta Abiel, porque él siempre ha supuesto que las chicas siempre quieren una historia de amor estilo Disney con el primer chico al que besan, luego se vuelven más cínicas.

—Nunca había hablado tanto tiempo con un chico. En los colegios a los que he ido no nos dejaban mezclarnos mucho o solo había chicas en clase. No sabía que mis padres me habían matriculado en un instituto público y antes no me dejaban salir sola, por lo que supuse que era mi única oportunidad de besar a un chico antes de ser mayor de edad —le explica Alma a pesar del pudor que está pasando.

Un camarero le sirve sus bebidas y la ensalada y, un segundo después, un compañero trae la focaccia. Abiel parte la focaccia en porciones, para que puedan comérsela con las manos. Después de organizar la comida que está en la mesa, Abiel comienza a hablar otra vez.

—¿Fuiste a ese cine buscando a un chico con el que besarte? —le pregunta un poco desilusionado, porque unos minutos antes aún pensaba que le parecía atractivo a Alma y ahora no está tan seguro.

XZ - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora