CAPITULO VEINTIOCHO - NUEVO HOGAR

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Sábado, 17 de septiembre del 2022

Alma y Abiel llevan dos semanas de vida universitaria plena, pero al resto de sus amigos aún le quedan once días para comenzar las clases.

Después de no haberse visto durante el verano, todas las horas que pueden quedar no son suficientes y, a pesar de que anoche cada uno durmió en su casa, hoy Abiel tiene pensado irla a buscar desde que ella se despierte.

Alma se siente tan dichosa con su vida actual que, a veces, le parece imposible que se pueda ser tan feliz. Su vida cambió hace casi un año y aún no termina de creérselo del todo. En primer lugar, tiene muchos más amigos de los que nunca pudo imaginar. No son solo conocidos o compañeros de clase, sino que queda con ellos y siente que se alegran cuando las cosas le van bien y que la apoyarían cuando fuese necesario. Lo sabe, porque ella también siente lo mismo.

En segundo lugar, sus padres le dan la libertad que antes tanto ansiaba y la tratan como la casi adulta que ya es. Fue un cambio tan drástico que aún no ha comprendido que pudo generarlo, no obstante, prefiere no quejarse y disfrutarlo.

En tercer lugar, pero no menos importante, tiene novio. Para Alma lo de tener novio siempre fue algo lejano y nunca consideró que tendría una relación con Abiel cuando lo besó en el cine de verano la primera vez que lo vio. Siendo sincera con ella misma, Abiel siempre le pareció atractivo, aunque cuando lo conoció no se enamoró a primera vista, al contrario, el chico que tenía delante no le inspiró confianza en absoluto.

La atracción sexual siempre estuvo ahí, al menos, por su lado, y decidió besarse con un casi desconocido, sin darle mucha importancia.

No va a negar que los besos de Abiel le gustaron desde la primera vez, hasta el punto de no quitárselo de la cabeza los siguientes días, pero su forma de ser o, por lo menos, lo que ella opinaba en aquellos días, la frenaban a la hora de desear tener una relación con un chico como él. Aunque eso no le impidió que lo buscara cada vez que salía por Madrid, hasta que se lo encontró en el instituto.

Ni siquiera entonces pensó que sería buena idea el relacionarse demasiado con él, un chico que tenía la autoestima por encima de la estratosfera. Sin embargo, en cuanto conoció al verdadero Abiel, el mejor de los amigos, empático con todo el mundo, divertido, inteligente y buena persona, se enamoró como una tonta.

Si lo medita detenidamente, se enamoró de él antes de acabar el primer día que lo vio en clase. Así que solo puede estar agradecida de que él también le corresponda, aunque no entiende su negativa a acostarse con ella. Por lo que ha escuchado, Abiel solía tener sexo frecuentemente y ahora lleva casi un año con ella y no lo ha intentado, al contrario, siempre que ella le insiste, él se niega y no da su brazo a torcer.

A Abiel le cuesta horrores mantenerse firme en su decisión, pero está esperando a que los padres de Alma le cuenten la verdadera identidad de su padre biológico y hasta ahora no ha habido cambios.

Como va siendo costumbre, los sábados que se despierta sin Alma en su habitación, Heracles, Hermes y Apolo lo despiertan impacientes para compartir con él, al menos, unos minutos antes de que comience el día de Abiel. La relación con todos los habitantes del Olimpo es magnífica, excepto con su padre, la esposa de este, Poseidón y Ares, ya que ninguno de los cuatro sabe de la existencia de Abiel.

Media hora después, y tras reírse de él, porque está nervioso porque no sabe cómo Alma va a encajar la noticia de que es hija de Ares, se va a la ducha para luego ir a la cocina a desayunar.

—¿Qué hacéis todos aquí? ¿Ha venido Alma? —pregunta Abiel a sus padres y los de su novia que están en la cocina y lo miran con cara de circunstancias.

XZ - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora