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—¿Qué somos realmente, Gokū? —Le pregunté sin más demora. Él me miró confundido, como si no se esperara tal cuestión. 

—¿A qué te refieres? 

Odio cuando se hace el tonto. O el interesante. De seguro lo hace porque quiere que me exprese, que le deje todo masticado para que el tenga que hacer el mínimo esfuerzo para entender. 

—A esto —le dije—, a esto que hemos hecho. No es la primera vez que terminamos juntos en la cama, desnudos y compartiendo un abrazo. 

Le miré directo a los ojos, apreciando su serio semblante. Yo no tenía sueño, estaba de lo más activo posible. Necesitaba respuestas, y él era el único que podía dármelas. Gokū no se movió, ni siquiera apartó su mirada de la mía. 

—Supongo que no tengo la respuesta a tu inquietud —me dijo con la voz más dulce que he escuchado nunca. 

—Yo creo que sí la tienes pero no la quieres dar aún —le respondí abrazándome a su ancha cintura. Pasé mi brazo por encima de su fibroso abdomen y le contemplé mientras me acurrucaba en el hueco que me brindaba. 

Él pasó su brazo derecho por mi espalda con la intención de acercarme más a su cálido cuerpo. Apoyé mi cabeza en su pectoral y esperé el sonido de su voz. 

—Es posible —«Dios, cómo me encanta escucharle», pensé al verle esbozar una pequeñísima sonrisa. 

—Siempre puedo adivinar —le sugerí dibujando también una sonrisa. 

—Adivínala.

—Creo que somos algo pero no quieres dar el paso —me aventuré a decir. 

Yo intuía que éramos algo más allá de lo esporádico. No sólo éramos dos personas que mantenían contacto sexual, sino éramos dos almas que buscaban fusionarse con el otro mediante roces erógenos con el propósito de formar un algo. 

—¿Por qué crees eso? 

—Porque, creo, que sigues sintiendo algo por la madre de tu hijo —intenté no quebrarme, pero era difícil sabiendo que yo estaba loco por él. 

—Yo ya no siento nada por ella —me dijo, haciendo a mi corazón dar un brinco—. Hace mucho tiempo que ella y yo tenemos este sentimiento recíproco. Lo único que tenemos en común es Goten. Nada más. 

—Pe...Pero tú y ella mantenéis el contacto y-y tienes una foto de ella con Goten —le dije al recordar la imagen que estaba encima de la mesa del salón. 

—Mantenemos el contacto porque es beneficioso para el niño, si fuera por nosotros hubiésemos roto esto hace bastante. —Me explicó y, seguido, añadió—: Además, que tenga una foto de ella no significa nada. La mantengo porque está mi hijo. 

Sonaba lógico, pero yo encontraba mil y una maneras de pensar que esos actos tenían un segundo significado. 

—Entonces..., ¿no estás enamorado de tu exmujer? 

—Por algo es mi exmujer, Vegeta —acarició mi espalda, como un énfasis en su respuesta. 

—¿Cómo la conociste? 

—Pues la verdad fue de imprevisto —me dijo poniendo una sonrisa nostálgica, o al menos yo la percibí así—. Yo salía de mi entrenamiento intensivo cuando la vi caminando hacia la máquina expendedora con una toalla sobre sus hombros. 

Relataba su historia con un toque enamorado. Por Dios, a mí que no me diga que no la sigue queriendo o, como mínimo, sintiendo algo por ella. Cariño, añoranza, anhelo. ALGO. 

Heal Me [Kakavege Fanfic]EN HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora