Al final el dragón la dejo levantarse, solo que ahora se aferraba a su cintura, como si se tratara de un niño pequeño que no quiere alejarse de su madre para ingresar en la guardería.
En otras circunstancias sabía que el reptil habría reaccionado con desconfianza, pero ahora que estaba solo y que no podía volar (noto que le faltaba su cola independiente), estaba a la deriva, sin su jinete y sin la capacidad de volar, a merced de cualquier mago relativamente poderoso que pudiese someterlo y convertirlo en solo una mascota.
Miro mejor al furia nocturna y se dio cuenta de su clara falta de peso, sus patas eran por demás delgadas y podía verse que sus costillas comenzaban a marcarse, también se notaba que sus escamas estaban opacas sin aquel brillo azabache que debía caracterizar las, ¿Cuánto tiempo había estado sin comer? ¿Días? ¿Semanas?. El pensar que el imponente y bellísimo animal paso hambre hizo que su corazón se apretara, él no debió sufrir por algo así, se había enfrentado a tantas cosas en el pasado ¿Y ahora el hambre le estaba quitando poco a poco la vida?.
—Oye Toothless, ¿Tienes hambre?— Estuvo tentada a acariciar su cabeza, queriendo saber cómo se sentiría tocar sus escamas que parecían ser suaves al tacto, pero se contuvo, no podía lanzarse de lleno a acariciar al ejemplar, este apenas la conocía y dudaba que le diera tan fácilmente su confianza.
El furia nocturna la miro con sus enormes ojos verdosos, estos tenían un ligero brillo de esperanza y agradecimiento, era una manera silenciosa de responderle que si, que tenía hambre.
Metió su mano en su morral e invoco tres de los salmones que había comprado. Por ahora esto debía bastar, en otra ocasión le habría dado todos los pescados que compro, para que estuviese satisfecho, pero no era una buena idea darle tanto alimento de golpe, podría ser perjudicial para la salud del animal.
Toothless se quedó maravillado al ver los salmones salir de tan pequeña bolsa, ¿Cómo había hecho que cupieran ahí? ¿Habría más?. Por ahora mantendría su mente libre de preguntas, el hambre lo sobrepasó, se acercó a los salmones soltando en el proceso la cadera de la castaña, luego empezó a ingerir uno a uno los pescados, de manera lenta, no quería ahogarse y desperdiciar algún pedazo de aquella jugosa carne, era su primer alimento meramente decente en un largo tiempo.
La castaña podía sentir como su magia danzaba alrededor del dragón, analizando su estado de salud, no era tan malo, si comía adecuadamente por los siguientes dos meses podría recuperar su forma.
—Bueno grandote, creo que con eso estarás por ahora, se que no fue mucho, pero al menos fue un poco de ayuda— Le dio una pequeña sonrisa y caminó a paso lento hacia el lugar por donde había llegado, debía regresar con los señores Granger.
El furia nocturna movió su cabeza para volver a verla, estaba inmensamente agradecido con ella por haberle dado alimento, pero lo estaba aún más porque ella lo había llamado por aquel nombre que por años creyó perdido.
Se puso frente a ella y extendió sus alas bloqueando el paso, impidiendo así que pudiera irse, no quería que se fuera, no quería estar solo de nuevo, quería que ella se quedará junto a él.
La joven bruja se quedó mirando al dragón que ahora bloqueaba el camino de regreso, el verlo así ante ella, trajo a su memoria un recuerdo borroso que no se parecía en nada a lo que recordaba de la película, en la imagen aparecía Toothless, en el momento justo en el cual el dragón se dejaba tocar por el adolescente, todo lo veía desde la perspectiva de Hiccup, fue sumamente extraño.
No supo que la llevo a hacer eso, quizás aquella imagen difusa fue lo que la impulso a hacerlo, realmente no lo sabía. Aparto la mirada del dragón y la dirigió al suelo, levantando su mano en el proceso.
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Hermione Granger: Tenebris Equitem
Fantasy«Mi filosofía es que el que teme sufre dos veces.» -Newt Scamander. Los personajes y el universo de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K Rowling. Y Chimuelo (Toothless) es propiedad de Dreamworks.