🐉🦇Capítulo 17🏇🐟

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Severus permaneció estático en el suelo, habían acontecido muchas cosas en un intervalo de tiempo realmente corto, enterarse de que su ahijado se había convertido en Equitem, el ataque a Azkaban, la desaparición del Niño Que Vivió, el secuestro de los gemelos Weasley, y ahora esto...

La aparición del segundo Equitem, quién era jinete de un furia nocturna y que parecía tener una conexión con su señor, que apareció ante él en forma de espectro, aún cuando su apariencia era juvenil, reconocería su firma mágica donde fuera.

Y el escucharlo hablar Parsel fue como volver al pasado, a sus años juveniles en los cuales escucho aquel idioma, que era utilizado mayoritariamente por el Mago Oscuro para realizar hechizos, que eran mucho más dañinos que cuando se usaban de manera normal.

Ahora el Mago Oscuro tenía de su lado a uno de los dos Equitem, uno que tenía la lealtad absoluta de un furia nocturna. 

Inhaló y exhaló, poniéndose de pie, si Dumbledore se enteraba de esto, seguramente se volvería loco, porque sabía que aquel hombre había querido tener entre sus huesudos dedos al último furia nocturna, todos creían que la especie se había extinto en la época de los Vikingos, pero por alguna razón el actual director de Hogwarts no, él siempre creyó que había un espécimen rondando aún por la tierra y no se equivocó, lástima que llegó tarde, porque la vida del ejemplar estaba ahora conectada a la de una niña, una que estaba del lado del Señor Oscuro.

Caminó hacia la chimenea y viajo a través de la Red Flu hacia la mansión Malfoy, había venido para hablar con Lucius sobre la aparición del Señor Oscuro, sabía que él patriarca de la familia Malfoy debía estar al tanto de todo, debió sentir como la Marca Tenebrosa lo llamaba, le exigía que acudiera a su encuentro, los demás Mortifagos debían también ser concientes del regreso de Su Señor.

Su capa se movió mientras él caminaba con elegancia por los pasillos de la mansión, dirigiéndose al despacho de Lucius, quien ya debía estar esperándolo, las barreras de la Mansión debieron de avisarle sobre su presencia.

El pocionista se detuvo brevemente en medio del pasillo, sus ojos estaban fijos en la ventana que daba al hermoso jardín trasero de la mansión, no fueron las plantas mágicas o las distintas criaturas las que captaron su atención, no, está fue captada por su ahijado, Draco, quien jugaba alegre debajo de un durazno, junto a él había una pequeña cosa blanco de ojos azules.

La furia luminosa, aquella criatura que había formado un vínculo mágico con su ahijado, convirtiéndolo así en Equitem.

Una mueca apareció en su rostro al ver la sonrisa radiante que tenía Draco, él era ignorante, estaba condenado y no lo sabía.

Muchos magos y brujas creían que cuando jinete y dragón formaban un vínculo, este era igual al de un mago con un animal, donde él núcleo mágico aceptaba a la criatura como, no solo una mascota, sino como un compañero y parte de su familia, algo que se debía proteger y con quién podía compartir... 

El vínculo de jinete y dragón iba más allá, no solo enlazaba la magia del mago a la criatura, sus almas y vidas se unían en una sola, sus corazones latían en sintonía, su magia cantaba a la misma frecuencia, sentían lo que el otro sentía.

Podía sonar como algo hermoso de experimentar, pero donde hay un vínculo hermoso, también había uno lleno de dolor y tormento, si el jinete enfermaba el dragón caía enfermo aún si hasta ese momento había gozado de buena salud, si el dragón recibía una herida está misma aparecía en el cuerpo del jinete y si uno de los dos moría...

Observó una última vez a Draco, que jugaba alegre con "Polaris", la furia luminosa, antes de seguir su camino e ingresar en el despacho de Lucius.

No fue necesario golpear, el Malfoy lo estaba esperando en la puerta, él se hizo a un lado y lo dejo pasar.

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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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Hermione Granger: Tenebris EquitemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora