El pelinegro caminaba por los pasillos de la preparatoria como si fuese el rey del mundo, su chaqueta de cuero de las serpientes ajustada a sus brazos, su camiseta gris ajustada, sus jeans negros y su cabello rebelde... Dios, lucía como un verdadero rey del mundo, no solo caminaba como uno.
Hasta que se chocó con una rubia.
-Aprende a mirar por donde caminas, Cooper. -espetó molesto siguiendo su camino.
La rubia lo miró con odio y su amiga rió.
-Ugh, lo detesto, ojalá le pase un auto por encima cuando ande en su motito. -bufó.
-Esa es mi chica. Jones es un imbécil. -la pelinegra rodó los ojos.
El ojiazul llegó hasta sus mejores amigos.
-¿Qué te pasó? Tienes una cara terrible. -se burló su mejor amigo, Reggie.
-Me choqué con la princesita Cooper mientras venía, no la soporto. -bufó.
Sus mejores amigas rieron, acomodándose sus chaquetas.
-¿Por qué se odian tanto? -cuestionó Cheryl-. Nunca terminó de cerrarme.
-Porque ella es la princesita del norte y yo soy el rey serpiente, dah. -rodó los ojos-. Además, es insoportable, caprichosa y falsa. -se encogió de hombros.
Jughead Jones, rey de la pandilla sureña más grande y poderosa de Riverdale: Las Serpientes. Un chico bastante... engreído, él era un ser superior a los demás (palabras suyas, no mías), tanto en intelecto, habilidades y físico. Era un dios griego. (palabras de las chicas de Riverdale).
Betty Cooper, típica chica del Norte, en el lado sur, la llamaban "Princesita". Una chica popular, tierna, algo tímida, rubia y bonita, era inteligente y amaba leer y escribir (Jughead también, solo digo).
-¿Y ustedes no estaban juntos en el Azul y Oro? -dijo Toni.
-Sí, pero eso es porque nos gusta escribir, no porque la sorporte.
-Ay, ajá. Yo te conozco, Jughead, yo sé que te gusta la estúpida, sucia, marrana de Betty, yo sé que te gusta, chico. -bromeó Reggie y él y las chicas carcajearon.
Jughead lo miró mal y lo empujó mientras esté se ajustaba las mangas de su chaqueta de serpiente. (reggie serpiente, oh yeah)
-A ustedes los soporto menos que a ella, ¿saben? Y, hablando del periódico, debo ir para allá. -se da media vuelta y se va.
-Mmm... sospechoso. -murmuró Toni.
Cheryl y Reggie asintieron.
El pelinegro se adentró al Azul y Oro, encontrándose a la rubia sentada sobre la mesa. Le pasó seguro a la puerta.
-¿Ya te dije que no te soporto? -preguntó en un murmullo acercándose a ella.
Ella sonrió coqueta cuando él la tomó de la cadera y se posicionó entre sus piernas.
-Ah, ¿sí? Yo te odio. -murmuró ella en sus labios.
-Mentira, me amas. -él sonrió tomando el labio inferior de ella entre sus dientes.
-Mmm... no sé. -jadeó cuando él los fundió en un beso apasionado.
Sus lenguas jugaban entre ellas, lo único que se oía en el salón era el chasquido de sus labios, él metió sus manos dentro de la blusa de ella, acariciando su piel, estremeciéndola, y ella jugó con sus cabellos.
-Sí, me amas. -susurró en su oído.
Ella sintió cómo un escalofrío la recorrió.
-Lo sé, pero es divertido fingir que te odio.