My Princess segunda parte
-《☆》-
Betty Cooper
Casi me da un infarto cuando lo oí hablar, mi corazón bombeó fuertemente en mi pecho. Apreté su mano, haciendo que me mire, él tenía una sonrisa, pero yo sabía que él sabía que nos estaba metiendo en serios líos.
Yo no estaba embarazada, yo estaba todo menos embarazada, ambos lo sabíamos. El pulso comenzó a temblarme.
-¿¡Qué dijiste!? -Gladys y Diana se levantaron de sus asientos.
La reina tenía una mirada espantada y la mirada de Diana... era una que destilaba furia por todos lados. Verónica, Reggie, Cheryl y Toni se levantaron rápidamente, acercándose a nosotros.
-¡Eso es increíble! -chilló Cheryl y las tres chicas me abrazaron a mí y a su hermano.
-Felicidades, Elizabeth y Jughead. -dijo Reggie fingiendo cordialidad y elegancia ante la mirada fulminante de su futuro suegro.
-Gracias a los cuatro. -agradecimos ambos.
Yo fingía que no estaba a punto de desmayarme. Al notar mi nerviosismo, Jughead comenzó a acariciar mi mano con suavidad, intentando calmarme.
-Esto no puede ser cierto, no, ustedes... ella no puede estar embarazada. -murmuró Diana, entre furiosa y asustada.
Sus planes eran que me casaran y me llevaran fuera de la capital. Eso no iba a permitirlo. Yo no iba a dejar ese palacio solo porque ella lo deseaba, únicamente lo haría el día que Jughead sea quien me lo ordene, antes no. Así tenga que pasar por encima de todos, me quedaré a su lado, siempre, tal y como él lo ha hecho desde que llegué.
-Sí puede, señorita Diana. Ella es mi concubina, tú sabes lo que eso significa. -mi príncipe se encogió de hombros-. Elizabeth le dará el primer bebé a esta dinastía. -aseguró.
Mi estómago dio un vuelco.
«El primer bebé a esta dinastía» Éso me convertiría en Princesa. Al darle un hijo al heredero al trono, se me consideraba su primera mujer, su esposa, su legítima. Todos tendrían que respetarme, cuando yo entrase a un lugar, todos bajarían la mirada y se revereciarían ante mí. Diana pasaría a ser nadie a mi lado.
-Esta misma noche, en el palacio, te llevaremos con la doctora, Elizabeth. -aseguró la reina y temblé.
-Está bien, su majestad. -murmuré encogida en mi lugar.
Ella volvió a sentarse en su lugar, logrando que Vero, Cher y Toni volvieran a los suyos. Le obligó a Diana a que se sentará, ella, aún procesándolo, se sentó.
-Yo necesito hablar con el Príncipe un segundo, con su permiso. -el rey asintió, ambos entrelazamos nuestros dedos y nos fuimos hacia una habitación.
-¿Qué pasó? -murmuró.
-Yo no estoy embarazada, Jug, si les mentimos, me devolverán a Rusia y no sabemos qué puedan hacerte a ti. -un temblor volvió a recorrerme.
Él me tomó de las mejillas, besándome suavemente, calmando mis nervios casi al instante. Yo me dejé llevar, derritiéndome con su toque suave en mi cuello.
-No sabemos si no estás embarazada, recuerda que hace días que tienes náuseas. Sólo lo haremos: te llevaremos con la doctora y, si no lo estás, le pagaremos para que diga que sí y luego... no lo sé, inventaremos algo, pero no van a alejarte de mí, amor mío. -murmuró en mis labios-. Así tenga que irme a Rusia contigo. -picó mis labios.