|reencuentro

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Una rubia caminaba por la vereda de una de las calles más famosas de New York, en la que se encontraba el mejor colegio de. la ciudad que contaba con nivel inicial, primario y secundario, cuando se encuentra con él. ¿Acababa de dejar una niña en el establecimiento o es que acaso ella se estaba quedando miope?

Era imposible, él no podía tener una hija en primaria, ¿o sí? No, no le daban los cálculos. Hace cuatro años que se separaron, así la niña estuviese en preescolar era imposible.

Siguiendo su primer impulso, se acercó a él. «Sin miedo al éxito, Betty» se dijo a sí misma como autoconsuelo.

-¿Jughead? -preguntó cuando solo los separaba un metro.

Él se volteó rápidamente al reconocer su voz, esa voz.

-¿Betty Cooper? -la miró sorprendido.

-La misma. Vaya, hace tanto tiempo que no nos vemos. -murmuró, intentando asimilar la presencia del pelinegro.

Betty Cooper y Jughead Jones, en la preparatoria, fueron de esas parejas que iniciaban a los catorce y eran tan sanos y bonitos que te daban ganas de suicidarte si los imaginabas separándose. Estuvieron juntos durante ocho años, hasta finalizar la universidad en Stanford, donde se separaron porque tenían planes diferentes para su vida.

Él quería crecer económicamente, conseguir un lugar en donde vivir, establecerse y construir su propia empresa multimillonaria y lo logró, tal y como lo quería. Ella quería viajar por todo el mundo, nunca tenía un lugar estable, andaba en hoteles o departamentos, en cualquier parte del mundo, pero nunca pensó en que eso no le ayudaría mucho el día en el que ella se quisiese establecer en un solo lugar.

Habían terminado de buena manera, como amigos, no había rencores ni lamentaciones con respecto a los ocho años vividos. Siempre fueron una pareja sana, jamás se separaron por tonterías y se amaban con locura.

Ahora, cuatro años después, ambos con 26 años, se volvían a encontrar en la gran ciudad de New York. Él era un empresario famoso y multimillonario, según había oído y visto en varias carteleras la rubia. Ella estaba en busca de un empleo de cualquier cosa.

-Es verdad, ha pasado un montón. -sonrió él- ¿Qué haces en New York? Según me contó Verónica, hace dos días estabas en Londres. -ladeó su cabeza levemente.

Ella sintió su corazón latir con fuerza encarcelado en su pecho.

-Sí, así era, pero Londres fue mi despedida de esa vida de viajes, ahora estoy en busca de un empleo y un lugar estable y qué mejor que New York, ¿no? -señaló su alrededor y él asintió.

-La verdad es que sí. Me sorprende que hayas abandonado esa vida, era tu sueño. -murmuró él.

Ella bajó levemente la mirada, recordando la raíz de su separación, lo que la hizo perderlo y perder esa estabilidad tan bonita que había tenido por años.

-Pues, supongo que me cansé de no tener un lugar fijo al que llamar hogar, ¿sabes? Quiero tener una casa propia a la cual entrar y poder decir «mi casa» y no «el departamento que alquilo» -bufó.

-Entiendo, debió ser agotador. -ella asintió-. Eh, por lo del trabajo, necesito una asistente en mi empresa y creo que sería perfecto para ti, al menos por ahora. -buscó algo dentro del bolsillo de su traje-. Toma, aquí está mi número de teléfono, la dirección de la empresa y algunos datos más. -le tendió una tarjeta de papel plastificada.

-Vaya, una tarjeta, a esto yo le llamo profesionalismo. -ambos rieron suavemente-. Gracias, Jug, de verdad.

-No es nada, Betty, todo por una vieja amiga.

dreams |one shots ♡ bughead| «+18»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora