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(PUNTO DE VISTA GENERAL)

Estaba tan sorprendida, Weds no
podía creerlo. El corazón le latía
a la misma velocidad que el de la
rubia. Era uno de esos abrazos
que no quieres romperlo porque te
sientes seguro con esa persona.

No espero escuchar esas palabras
de la rubia. Al contrario, pensaba
que le diría que lo que habían
tenido, se había acabado, y que
olvidara todo. El alivio que sentía
la pelinegra le devolvió el alma al
cuerpo. Sus brazos apretaban el
cuerpo de Enid al suyo, con el deseo de no separarse de ella nunca
más.

Pero en el fondo sabía que pasarían
por más obstáculos antes de que
pudiera estar con ella libremente,
y poder gritarle al mundo que
estaba completa y perdidamente
enamorada de esa preciosa y
perfecta mujer de entre sus brazos.

Enid, se sentía feliz de estar entre
los brazos de su pelinegra. Era el
único lugar en el que quería estar.
Se sentía protegida, segura, lo que
nunca había sentido antes.

- Te quiero.

Susurró Weds, y el corazón de
la rubia se saltó un latido al
escuchar esas palabras con tanto
sentimiento, que por detrás daban a
entender que en realidad la amaba.

-Yo también te quiero.

La pelinegra se aferró más casi
lagrimeando de felicidad y con el
corazón casi saliéndose de su pecho.

Se quedaron largos minutos sin que
se dieran cuenta del tiempo. Y la
que entro en razón fue la rubia,
así que después de dejarle un beso
en el cuello, se separó para tomar la
cara de la adolescente, sonriéndole
con amor.

-Se te hace tarde, cielo.

La más alta soltó un bufido de
inconformidad. No quería soltarla,
pero tenía que entregar un proyecto importante. La rubia soltó una risita juntando sus frentes mientras le acariciaba las mejillas y el cuello a la pelinegra.

- No quiero dejarte. - se quejó con los ojos cerrados.

- Yo tampoco, pero ya casi sales de la escuela.- trató de animarla.

Otro bufido salió de la más alta,
antes de unir sus labios con la
mayor. Segundos después Enid
tratando de concentrarse, la
alejo escuchando a la razón con
dificultad.

- Créeme que quiero que te
quedes para que me hagas el amor,
pero tienes que irte, corazón.

Los ojos de Weds brillaron como
nunca antes, al igual que Enid con
el solo pensamiento de estar juntas.

***

El día en la escuela, Weds estuvo con una sonrisa de enamorada, e igual de distraída con la mente perdida en el recuerdo latente de Enid. Mientras que la rubia estuvo
con la misma sonrisa, a la vez que
decidía entrar a su estudio, donde
volvió a tomar un lápiz y empezó
a hacer bocetos de unos ojos color
negro, penetrantes e incomparables
para ella, dueña de la chica de sus
pensamientos.

El tiempo se le paso rápido en el
estudio, como siempre sucedía
cuando tenía inspiración. Al ver
el resultado del dibujo, sonrió. No
pretendía dibujar esos ojos, pero ahí estaban, a lápiz, pero esos eran los ojos que deseaba volver a ver.

Por un momento, pudo quedarse
en su pequeña burbuja de
adolescente enamorada, junto con
Weds. Pero cuando decidió salir de
la habitación y revisar su celular,
recordó lo que tenía que enfrentar
para poder quedar libre.

Una llamada a su abogada Denisse,
y una breve explicación de su parte,
fue suficiente para empezar con el
papeleo. Y lo que más le agradaba
de todo, era que Ajax no le negaba
el divorcio, le estaba facilitando
tantas cosas; pero otro problema
era enfrentarse a su madre, con
quien tendría que hablar pronto, y
visitarla era la mejor opción.

My Woman, My Love. |Wenclair G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora