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ENID POV

Dijo en tono bajo antes de acercarse
para dejarme un beso en mi cuello.

La música continuaba de fondo
mientras nos manteníamos en
silencio, envueltas en los brazos
de la otra. En algún momento una
de sus manos pasó sus dedos por
mi columna, mientras empezaba a
dejar pequeños besos lentamente
por mi cuello. Sus besos se
convirtieron en húmedos, conforme movía mi cabeza para darle más espacio libre. Mi cuerpo comenzaba a calentarse mientras la pelinegra continuaba besando, mordiendo y lamiendo mi cuello, mi mano agarró en puño parte de su cabello para que no se detuviera. Sus manos se van a mis mejillas para unir nuestras miradas, sus profundos ojos estaba en todo su esplendor, era fantástico y precioso.

Nos comunicamos con solo miradas
potentes, y así, mis manos se
fueron a su camisa de botones,
desabrochándolos sin despegar
nuestros ojos. Sus manos bajaron
a mis muslos descubiertos por el
pequeño short que llevaba. Su
toque suave continuaba mientras
yo me mantenía firme en mi
tarea; cuando termine, se la quite
para dejarla caer al piso, para
después quitarme la mía. Sus ojos
inspeccionaron mi torso con solo un sujetador de encaje color negro, y con solo un vistazo a mis ojos de nuevo se acerco para besarme.
Nuestras lenguas danzaban con
el ritmo de la canción, mis manos
sujetaban su cuello, sintiendo como su piel se erizaba por mi toque.
Sonreí en medio del beso en cuanto
una idea se me cruzó por la mente.
Me separé de ella mordiendo su
labio para después soltarlo; me
levanté apoyando mis manos sobre
sus hombros, a la vez haciéndome
reír por su leve gruñido de
inconformidad. Giré un momento
para ver mi paleta llena de distintos
colores, con dos dedos agarré de
la pintura rojo oscuro y con los
otros dos dedos de mi otra mano
los embarré con pintura blanca.
Giré de nuevo para ver a mi novia
mirándome fijamente con su cabeza inclinada a un lado, esperando a que hiciera algún movimiento.

Sonreí y volví a sentarme sobre sus
piernas, haciendo que ella me sostuviera por la cintura,
mirándome con una pizca de
curiosidad en sus ojos. Me acerque
para dejarle un delicado y lento
beso en su nariz antes de alejarme
lo suficiente para verla bien y
poder hacer lo que quería. En su
pecho pase mis dedos de color rojo,
formando un corazón, al mirar
su rostro vi como intentaba ver
lo que hacía, sonreí volviendo a
mi tarea, cuando me pareció lo
suficientemente bien, lo repasé con
la pintura blanca de mis dedos;
fui combinando los colores, hasta
formar un corazón de color rosa. Al
terminar alejé mis manos y la miré
con una sonrisa.

-¿Y esto?- preguntó con una ceja
alzada.

-Significa nuestro amor y el gran
corazón que posees, Weds.

Pude sentir su gran respiración
antes de que sonriera ampliamente.
Y sin decir nada más, con una mano me acercó a ella para besarme con tantas ansias que me hizo derretirme un poco más por ella. Sin importarnos que mis dedos
siguieran con restos de pintura la
tomé de su cuello para profundizar
más nuestra danza interna. Sus
manos recorrieron por milésima
vez mi cuerpo antes de levantarse
de la silla sosteniendo mi trasero.
Caminamos unos pasos para llegar
al escritorio donde tenía mis cosas,
me sostuvo con un brazo y con el
otro tiró las cosas, manchando su
mano de diferentes colores antes
de dejarme sobre el gran mueble
de madera oscura. Su mano, ahora
fria, pasó por mi torso antes de irse
a mi mejilla para besarme de nuevo. Apoyé mis manos sobre el escritorio para acomodarme mejor, y al mismo tiempo, ella aprovechó para quitarme mis prendas inferiores. Me sostuve con una mano en su hombro antes de quitarme mi sostén, al mismo tiempo que ella se quitaba todo lo que le quedaba para estar ambas en sintonía. La volví a tomar del cuello para pegar su cuerpo al mío.

-Te amo, mi amor...- susurró sobre mis labios, por encima de la canción; como si fuera un secreto.

Mi corazón se encendió más de lo
que estaba, sus labios se fueron a mi cuello para maltratarlo a su gusto, impidiendo que le respondiera de vuelta. Después bajó a mis pechos, donde se entretuvo haciéndome gemir de placer. Una de sus manos se fue a mi muslo y se fue a mi entrepierna con una lentitud matadora. Mis piernas rodeaban su cadera con más fuerza por las ansías de su toque, su sonrisa burlona se dibujó en su rostro, antes de golpear de lleno con sus dedos mis labios mayores. Los rozó mientras yo me retorcía, atraje su rostro de nuevo a mi altura para verla con intensidad, con esa mirada casi le suplicaba para que dejara de torturarme, pero antes de que pudiera decir algo, me besó, al mismo tiempo que sus dedos masajeaban mi clítoris, causando un gemido sobre nuestro beso. Dos segundos después, adentró uno de sus dedos en mi entrada húmeda, mi cabeza se dejó caer sobre su hombro mientras mis uñas se encajaban sobre su morena espalda. Y sin más, sacó su dedo y se adentró en mi con su miembro, haciéndome soltar un grito por lo inesperado y por el placer que me golpeó de repente. Se detuvo a que ambas nos acostumbráramos a las no tan nuevas sensaciones. Mi respiración era entrecortada, mis
brazos abrazaban a la pelinegra,
mientras una de sus manos estaba
sobre el escritorio y la otra en mi
cadera. Levantó la mirada para
unirla con la mía. Su respiración
estaba igual, tratando de tomar aire
para que llegara a sus pulmones.
Pegó su frente a la mía con los
ojos cerrados, mientras empezaba
a moverse en mi interior. El
balanceo de sus caderas hacía que
mis uñas se encajaran sobre sus
hombros y bajaran a su espalda, sin
importarme nada más que el placer
que sentía. Su intensidad aumentaba, su velocidad aumentaba mientras trataba de juntar nuestros labios en un desastroso beso. Al separarnos
de nuevo, bajo su cabeza a mi cuello para succionar en mi pulso con fuerza, causando un jadeo de mi parte. Su lengua pasó por el mismo lugar antes de sentir su mano bajar a mi clítoris, acariciándolo al ritmo de las embestidas. Mis gemidos estaban descontrolados en ese punto, mis piernas se enredaban más en ella, en señal de que no parara, estaba cerca, lo sentía con gran intensidad en mi respiración, en mi pecho, en mi espalda, en todo mi cuerpo. Tomé su rostro entre mis
manos y la pegué de nuevo a la mía
para besarla con tanta necesidad
que sentía que no podía más. El
vaivén seguía conforme acariciaba
su cuerpo y me sentía en el cielo.
Algunas embestidas más y llegué
gimiendo fuerte y sin pudor. Unas
cuantas más y mi pelinegra llegó
también. Nuestras respiraciones
seguían siendo un desastre cuando
salió de mí. Levantó su cabeza
y abrió los ojos para repasar mi
rostro con ese intenso negro que
tanto me encantaba. Sonrió y
levantó sus manos para acariciarlo
con una delicadeza exquisita.
Le sonreí de vuelta con los ojos
cerrados, sintiendo su toque.

My Woman, My Love. |Wenclair G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora