Un verano que lo cambiara todo.
¿Qué tan posible es que tu amor imposible de la infancia se fije en ti?
Un verano que traerá un remolino de emociones, muchas lágrimas y muchas risas, pero sobre todo un romance caótico.
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Sarah
Volví con los chicos con la estúpida esperanza que no me preguntarán sobre Conrad.
— Y Conrad?—. Pregunto Belly apenas puse un pie en el patio.
Evité cerrar los ojos o hacer una mueca, no quería que supieran que se había ido por mi culpa.
— No sé, dijo que iba a salir rápido—. Respondí antes de aventarme al agua para que no siguiera haciendo preguntas.
— Pensé que te habías ido tú también, ya se habían tardado—. Christian se acercó hacia donde estaba.
Le sonreí de manera amable tratando de pasar por alto el tono recriminatorio que uso.
— Solamente fui por unas cosas a adentro.
Asintió aún dudando y todos seguimos jugando, la verdad era que, fuera de lo que había pasado con Conrad, había estado todo muy divertido y por primera vez desde que llegamos sentí como si todo estuviera bien en mi vida, como cuando aún éramos unos adolescentes.
Paso mucho tiempo después de que Conrad se fuera hasta que volvió a aparecer, pero para mi desgracia no venía solo; Nicole nos sonrió a todos mientras quitaba el brazo de Conrad de sus hombros.
Sentí como si tuviera ganas de vomitar pero ignorando aquel sentimiento me gire a ver a Belly la cual había borrado la sonrisa que hasta ahora había tenido.
— Feliz cumpleaños belly! Conrad me había avisado que tendrías una pequeña fiesta y me invitó, así que aquí tengo tu regalo—. Hablo alegremente Nicole mostrando la caja que tenía escondida.
— Pues a no ser que quieras que se moje me parece algo estúpido que se las ofrezcas estando en la alberca—. Contesto Taylor con una sonrisa sarcástica.
— Taylor...
— Es una broma, Sarah. No debería de tomarlo personal.
— Descuida, no me ofendí además es cierto, es algo ilógico—. Nicole la miro aún con aquella insoportable sonrisa.
Es insoportable solamente porque estás celosa...
— Puedes dejarlo en la mesa que está por allá, Nicole—. Le sonreí—. Ve a cambiarte para que puedas entrar con nosotros.
Hasta ese momento belly pareció reaccionar de verdad porque asintió con aquella sonrisa que usaba para fingir que estaba bien.
