Un verano que lo cambiara todo.
¿Qué tan posible es que tu amor imposible de la infancia se fije en ti?
Un verano que traerá un remolino de emociones, muchas lágrimas y muchas risas, pero sobre todo un romance caótico.
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Conrad
— También te quiero, Conrad.
Hace tiempo que no sentía la calma que solo está cuando Sarah está cerca de mí o conmigo.
Suspiré al recordar cómo estuve a punto de hacerlo con Nicole pero me detuve en el momento en que cierta chica de cabello castaño vino a mi mente.
— Algún día me dirás por qué el cambio repentino de tu actitud, verdad?—. Corto el silencio Sarah.
— Sigo siendo el mismo Conrad de siempre, solo hay aspectos en los que toda la gente cambia—. Conteste sin importancia.
Claro que quería contarle el motivo, pero no quería que lo que era mi peso se convirtiera en el de alguien más. Yo podía aguantar más.
— Cuando confíes en mí, yo te contaré el por qué estaba así—. Reí un poco antes lo que ella consideraba un buen trato.
— Claro que confío en ti, solo que no entiendes que no tengo nada y son solo cambios que la gente tiene.
— Mmmm claro, dilo hasta que te lo creas tú mismo, Connie.
Volvimos a reír ante el apodo.
— Solo...no debes preocuparte por mí, estoy bien.
— Es imposible no preocuparme por ti—. Dio un beso en mi mejilla y se recostó de nuevo en mi hombro.
Entonces quise confesarme con ella, sé que era algo repentino pero tal vez eso liberaría un peso de mí.
— Sarah—. Fui interrumpido cuando hablo.
— Hablando hipotéticamente ¿Crees que deba seguir intentando con un chico por el que tengo sentimientos pero probablemente no son correspondidos?—. Me dejó sin habla—. Digo, tal vez no soy tan obvia como creo y a lo mejor es mi culpa pero tampoco hay señales de que él quiera algo, me estoy cansando.
Cuando termino de hablar fue que reaccione. No podía decirle nada, como ella lo había dicho. Había otro chico en su vida.
Fuiste muy lento, Connie.
— No soy bueno dando consejos en esto, lo siento—. Dije como pude—. Puedo saber quién es el chico?
— Eh no, además hablaba de algo hipotético, nada serio.
Claro.
— Pues a veces es bueno arriesgarse y decir las cosas directas, Sarah, si el chico no es lo suficientemente estúpido corresponderá lo que sientas—. La animé aunque por dentro quería matarme.
— Si me arriesgo como tú dices, puede que arruine todo y no quiero que nada se vuelva incómodo por culpa de lo que sentía—. Me miró fijamente.
Aunque mi mente decía que no insistiera ya que era mejor para mí, no dejaría que sufriera mentalmente si yo podía evitarlo.
