Un verano que lo cambiara todo.
¿Qué tan posible es que tu amor imposible de la infancia se fije en ti?
Un verano que traerá un remolino de emociones, muchas lágrimas y muchas risas, pero sobre todo un romance caótico.
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Sarah
Suspire antes de abrir su puerta sin siquiera tocar antes. Lo encontré acostada con los ojos cerrados, ni siquiera abrió los abrió al escuchar como abría la puerta.
— Estás bien?
— Sí.
Asentí aún cuando podía verme.
— Es todo o necesitas algo más?
— Conrad...
— Venías a ver si estaba bien, ya te respondí.
— Tenemos que hablar sobre lo que pasó, no podemos simplemente ignorarlo—. Entre cerrando la puerta detrás de mí.
— Creo que ya está todo muy claro; no somos nada, tú no me reclamas nada a mí ni yo a ti y ambos felices, no?
— No era eso lo que quería decir, me exprese de una mala manera. Solamente estaba abrumada por la presión que tenía encima.
Está vez sí abrió los ojos e incluso se levantó de la cama caminando a mi dirrección.
— Te pedí una cosa, solo una.
— Yo no lo invite.
— Pero aún así no pudiste negarte a tenerlo cerca, sé que no podías ignorarlo pero al menos pudiste prestarme un poco de atención a mí.
— Y darles motivos a los demás para que piensen justamente lo que no queremos que piensen—. Respondí molesta.
— Queremos? No soy yo el que evita que todos sepan que nos gustamos.
— Sabes perfectamente por qué lo hago, no es por gusto claramente.
Nego con la cabeza dándose vuelta para mirar por la ventana, tal vez tratando de distraer su mente y mantener la calma.
— Creeme que quiero que lleguemos a algo, pero mientras no pueda hablar con belly no podremos hacerlo. Lo que menos quiero es que mi mejor amiga, casi hermana, salga lastimada por mi culpa.
— Y prefieres sufrir tú, claro.
— Aunque no lo creas es algo que haría por cualquiera de ustedes, son lo más importante que tengo, Conrad.
Escuché como soltaba un leve bufido y asintió.
— Entiendo.
Me acerque a él con pasos lentos, tomando con cuidado cada paso para no alterar más el momento. Rodeé su estómago por atrás, recargando mi frente con su espalda.
— Quiero que confíes en mí. Sé que es difícil pero tienes que hacerlo, no quiero a alguien más que tú.
Sus manos tomaron las mías dándose la vuelta para pegar su frente con la mía.
— Perdón, no quería gritarte.
Asentí cerrando los ojos y dejando que me rodeará con sus brazos.
