Un verano que lo cambiara todo.
¿Qué tan posible es que tu amor imposible de la infancia se fije en ti?
Un verano que traerá un remolino de emociones, muchas lágrimas y muchas risas, pero sobre todo un romance caótico.
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Sarah
Cuando llegamos todos parecían estar entretenidos escuchando una anécdota que mamá estaba contando.
— Aquí están—. Susannah nos sonrió y señalo los dos asientos que estaban juntos y solos para nosotros.
— En dónde estaban?
— Le pedí a Sarah que me acompañará a comprar un pequeño detalle para belly—. Respondió Conrad a mamá—. No sabía qué te iba a gustar así que Sarah me ayudó.
Cuando le extendió el peluche y belly se sonrojo un poco mientras me miraba sonriendo, sus ojos brillaban, fue casi inevitable sentirme incomoda pero hice mi mayor esfuerzo para actuar como si nada y guiñarle el ojo con complicidad.
— Amor, tu papá me habló está mañana y me dijo que probablemente no pueda estar aquí para la tradición de cada año—. Mamá me miró con pena esperando una respuesta de mi parte.
— Oh...
— Se saturó de trabajo y no puedo tener un tiempo libre para venir. Lo siento, cariño.
Asentí aún estando desanimada; está sería la segunda vez que papá no estaría para la tradición. Cerré los ojos tratando de no ser muy evidente con lo mucho que me afectaba aquello.
— Está bien, Sarah, haremos que sea tan increíble que no notarás su ausencia. Además ya estás a la par con todos—. Trato de bromear Steven sin tener respuesta alguna de mi parte.
Cuando estuve a punto de pararme sentí la mano de Conrad entrelazarse por debajo de la mesa con la mía, su dedo pulgar dando leves masajes en mi mano.
— Está bien, mamá.
— De hecho tenía pensado que para hacer la cosa más divertida podíamos pasar el día en la piscina en lugar de ir a la playa, así sería algo más privado.
— Belly tiene razón, además podríamos poner algo de decoraciones y hacerlo un poco más hogareño, además que tendríamos lo escencial en casa—. Jeremiah choco su mano con la de bell.
— Podemos poner un plástico en el césped y así llenarlo con arena de la playa—. Sugirió Laurel.
Sonreí un tanto agradecida con todos por esforzarse para no notar la ausencia de papá, sin duda eran los mejores.
— Podemos hacer algunas recetas todos juntos, para cambiar un poco la tradición.
