Levanto la cabeza de la almohada, sintiendo cómo el dolor de cabeza pretende acabar conmigo, y miro hacia ambos lados de la cama. ¿Cuándo he acabado durmiendo en el centro? ¿Cuándo se ha ido Allan? Ya es oficial: odio esto. Supuestamente estaba usándolo para olvidar y comenzar a ser alguien nuevo, pero no lo siento así. Me siento usada y sucia. Ahora sí que me siento vacía. Después de hacerlo no pude acurrucarme en sus brazos, él se tumbó para un lado y yo hacia el otro. Ni siquiera el más mínimo contacto visual. Pensé que no iba a arrepentirme tanto, pero no puedo evitarlo.
Me levanto de la cama enrollada en las sábanas y salgo de mi habitación en busca de Rachel. El sonido de la televisión martillea mi cabeza desde el pasillo y se hace insoportable al llegar al salón. Xander me mira durante unos segundos hasta que se da cuenta que sólo estoy con las sábanas alrededor de mi cuerpo. Rachel frunce el ceño, preocupada, y se levanta rápidamente del sofá.
—¿Qué te pasa? —me pregunta metiéndome de nuevo en el pasillo.
—No me gusta esto —gimoteo—. Me encuentro fatal y me siento peor.
Ella me abraza y suspira mientras me frota la espalda con una mano, ofreciéndome apoyo.
—Bueno, esta clase de vida sólo era una de las opciones —dice separándose de mí—. No quería que muriera tu vida sexual. Pero también puedes concentrarte en los estudios y desmelenarte cuando hayas acabado la carrera.
Asiento sorbiéndome la nariz.
—Será mejor que me duche —digo—. ¿Queda agua caliente?
—Creo que sí, aunque no te recomiendo que tardes mucho. No me fío de esta caldera.
—Megan, no puedes deprimirte porque no te vayan los ligues de una noche —dice Mark.
Cojo una gran cucharada de helado de vainilla mientras procuro no derramar más lágrimas.
—Mark tiene razón —coincide Paul—. No puedes venirte abajo a la primera de cambio.
Cuando Xander y Rachel vuelvan, los mataré. ¿Por qué habrán tenido que llamar a los chicos? Sean se pone delante del televisor, de brazos cruzados, y le lanzo un cojín para que se aparte. ¿Por qué no dejan que me deprima tranquila?
—Levanta tu precioso culo del sofá, deja de engullir helado y vístete, porque vamos a salir.
—No quiero ir a ningún lado —protesto—. Sean, ¡apártate!
Los chicos se miran entre ellos y sonríen.
Frunzo el ceño.
—¿Por qué me miráis así? —les pregunto.
En un movimiento rápido, Sean me quita mi helado y Mark y Paul me levantan a pulso del sofá. Ambos me inmovilizan y no me sueltan hasta llegar a mi habitación.
—Tienes cinco minutos para vestirte —me advierte Paul.
—¡No voy a ir a ningún lado! —grito cuando han salido de la habitación y han cerrado la puerta.
Resoplo resignada y me levanto de la cama para buscar algo decente que ponerme. Si me hubieran dicho hace nueve meses que acabaría así, me hubiera alejado lo máximo posible de él. Haber dicho su nombre me ha hecho sentirme más débil, porque me he acordado de él en el momento más íntimo que he tenido hasta ahora. Llevaba sin decir su nombre desde que salí de Miami. Cada vez que hablo con Mary y Christina por Skype, tengo que aguantarme las ganas de preguntarles cómo está. Ojalá ese desgraciado esté tan hecho polvo como yo. Carol se intentó poner en contacto conmigo para disculparse por el comportamiento de su hija, pero no quería hablar con nadie que tuviera que ver con esa zorra.
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Déjame Amarte © [UME #2]
ChickLitSINOPSIS 2ª Temporada de la #TrilogíaUnMaravillosoError Dolida, rota, así es cómo me siento. Su traición me está consumiendo y pretende acabar conmigo. Todavía me cuesta creer que me haya engañado. Pensé que me quería, que le importaba, pero está cl...