Capítulo 11

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[En multimedia Megan, Miranda Kerr] 


Sawyer mira el televisor como si nada. Pero ¿qué es eso de que Nathan no es su padre? Aunque hay cosas que encajan. En la barca había pintada una ≪M≫ y en las toallas de su casa había bordadas unas iniciales, las cuales incluían a esa letra. ¿Por qué me mintió sobre eso? ¿Por qué le miente a todo el mundo? ¿Y por qué diablos le habré cortado en plana maratón de confesiones? No ha abierto la boca para nada, para nada que no haya sido ponerme de los nervios. ¡Así cualquiera se muestra enfadada! Ha estado a punto de besarme y yo me quedo parada como una estúpida hecha un flan. ¿Y qué es eso de que sigue enamorado de mí? ¿Acaso lo estuvo alguna vez? ¡Cuando quieres a alguien no le pones los cuernos! ¿Por qué estaba borracho? Me ha estado ocultando tantas cosas que ya no sé qué creer. Ni siquiera sé cómo se enteró de lo del reloj. Creo que tengo que dejar de hacerme preguntas o llegaré al año nuevo loca.

—Megan —me llama.

Da unos golpes sobre los cojines del sofá, invitándome a sentarme a su lado. ¿Por qué actúa como si nada? Sólo espero que Collin no esté enfadado. ¿Se puede terminar y empezar el año de una forma peor? Estoy atrapada en la habitación de mi ex —del cual sigo enamorada—, con mi novio en mi apartamento celebrando una fiesta con mis amigos y por si fuera poco ya estoy oficialmente loca. Cuando Sawyer vuelve a llamarme voy hasta él y me dejo caer en el sofá. Es más cómodo que mi cama y que la de Collin. La suite que se ha buscado no refleja que vaya a quedarse dos días, sólo espero que no se hospede aquí mucho más tiempo, porque... le tengo demasiado cerca y soy demasiado débil. Dios, sus ojos siguen siendo increíbles.

Se gira hacia mí y me sonríe.

—Debes estar preciosa.

Frunzo el ceño.

—¿Debes?

Se rasca la nuca y suspira.

—Si no me hubieras cortado cuando estaba confesándotelo todo, sabrías por qué me he expresado de esa forma.

—Dímelo, Sawyer.

—Dime tú que me quieres y te lo contaré todo sin tapujos.

Me tenso al instante. No puede pedirme eso, le he dicho que ya no era el amor de mi vida, por qué quiere que le mienta, aunque en realidad decirle que le quiero sea una confesión.

—Tengo muchas cosas que contarte y sólo te he pedido un ≪Te quiero≫, aun puedo cambiarlo por un beso.

—¡Vale! —exclamo. Un beso me destrozaría demasiado.

Cojo aire y lo expulso lentamente. Qué complicado es de repente decir dos palabras.

—Yo... Eh... Esto es una estupidez.

—De acuerdo —suspira—. Si prefieres el beso...

Atrapa mi rostro entre sus manos, haciéndome cerrar los ojos al instante. Pero no me besa, sólo deja que note su cálido aliento sobre mis labios. No sé si es más decepcionante que no me haya besado o que esté decepcionada porque no lo ha hecho.

—Dímelo y me detendré, Megan —susurra—. Aún estoy a tiempo de hacerlo. Pero como pose mis labios sobre los tuyos, será imposible. Sé que tú también lo sientes. Sólo dilo.

Abro los ojos para encontrarme con los suyos. No veía esa mirada desde hacía mucho. Está... ardiendo. ¿Qué dolerá menos? ¿Le doy un beso o le digo que le quiero? Las dos cosas duelen y sé cuál de ellas encabeza la lista, pero en mi cabeza también hay deseo y me nubla por completo. Decir dos palabras no es para tanto, si lo piensas, son insignificantes la una sin la otra.

Déjame Amarte © [UME #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora