Capítulo 4

25.4K 1K 6
                                    

Collin le echa un poco de harina a Rachel en el pelo y ésta le da un manotazo. Mark vuelve a mancharse al batir los huevos. En qué momento se le ocurrió a Rachel hacer un bizcocho. Ahora los chicos están llenos de harina y azúcar en polvo. ¿Cuántas veces voy a tener que decirles que esas cosas sólo se le echa a la comida y que ellos no lo son?

—¡Xander! —exclamo—. El limón no va a dar más de sí, es suficiente ralladura, ¡déjalo por Dios!

—¡Joder, Mark! —exclama Sean cuando acaba con la masa del bizcocho en la cabeza—. ¡La has cagado!

Rachel y yo gritamos cuando comienzan a lanzarse la masa que tiene Sean acumulada en el pelo. Le ayudo a quitarse la harina del pelo y grito cuando veo a Paul desperdiciar lo con que quedaba de levadura. Adiós al bizcocho. Nos hemos quedado sin la mayoría de los ingredientes como para hacer otro bizcocho. Una vez se dan cuenta de cómo han dejado la cocina, paran y se quedan en silencio. La rubia y yo nos levantamos del suelo con el ceño fruncido y nos cruzamos de brazos. ¡Todo este desastre lo van a limpiar ellos! Aunque dudo que sean capaces de apañárselas sin una guía. Qué desastre.

—¡Corre, Megan! —exclamó Neel cogiéndome de la mano para sacarme de la cocina mientras Sawyer nos perseguía con un bote de nata en cada mano.

Sin pensárnoslo dos veces —de ahí que lo hiciéramos—, nos subimos al sofá, en un vano intento de huir de Sawyer, pero Neel se resbaló y su amigo tropezó con él mientras yo huía hasta el final de la estancia.

Cuando la cara del moreno estuvo llena de nata, Sawyer levantó la mirada y se encontró con la mía. No hizo nada más que sonreír y agitar el otro bote de nata. Abrí lo ojos como platos cuando vino hacia mí y rodeé la mesa de cristal. Él me esperó al otro lado, con el bote de nata. Miré a Neel, que se levantó del sofá, y vi que sostenía un bote de nata en la mano. Él se limpió la cara, dejando a la vista su malvada sonrisa, que no podía desvelar más sus planes.

—¡Traidor! —exclamé cuando corrió hacia nosotros.

Salí de mi escondrijo, rodeando la mesa por el lado opuesto al de Sawyer, pero tenía a ambos pisándome los talones. Un cuerpo cayó sobre el mío y me di la vuelta para encontrarme cara a cara con Sawyer.

     —Hola, preciosa —dijo antes de comenzar a llenarme de nata por todos lados.

     A Neel no le dio tiempo a frenar y tropezó con nosotros, quitándome de encima a Sawyer. A ambos se les cayeron los botes de nata y nos miramos entre los tres. Y ahí comenzó la guerra que hizo que nuestro salón acabase destrozado.

—¡CALLAROS! —exclamo cuando comienzan a discutir sobre quién se queda fregando y quién baja a por los ingredientes que faltas—. Yo bajaré a comprar, quedaros limpiando.

Salgo disgustada de la cocina y cojo mi abrigo de la entradita. Odio estar demasiado sensible. Todo, absolutamente todo me recuerda a él. ¿Tantas cosas hemos vivido, porque parece que fue ayer cuando nos sacábamos los ojos? Antes de salir por la puerta del apartamento, con unos cuantos dólares en el bolsillo, veo a Collin viniendo rápidamente hacia mí. Le espero cuando llamo al ascensor y espero a que éste llegue. Si se ha dado cuenta de que me pasa algo, debe haber sido el único. Lega el ascensor  nos montamos sin decir nada. ¿No va abrir la boca? Tal vez esté esperando a que yo lo haga. ¡Pues va listo!

Salimos a la calle y su silencio comienza a sacarme de quicio.

—A ver, ¡¿por qué has venido?! —resoplo.

El me mira y frunce el ceño.

—Para que no te pierdas —dice encogiéndose de hombros—. Aquí al lado hay una tienda 24 horas, quería ahorrarte un largo camino hasta el supermercado.

Déjame Amarte © [UME #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora