Capitulo 39

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Aquel día parecía ser igual a los otros en la vida de Rubén. No esperaba a nadie, ni mucho menos que algo "bueno" le pasase, ya no esperaba nada. Pero el destino a veces puede ser muy irónico.

Se encontraba recostado sobre su cama mirando al techo y pensando mucho, como solía hacer últimamente, hasta que escuchó que alguien le llamaba por el móvil. Se levantó sin ganas y muy perezosamente de la cama y caminó hasta el comedor, donde su móvil no dejaba de sonar encima de la mesa. Lo tomó y miró el nombre en grande que aparecía por la pantalla, era Paola.

- Hola - Contestó sin ánimos.

- ¡Hola! - Contestó ella, al contrario de Rubén -. Llamaba sólo para preguntar si ibas a poder acompañarme definitivamente a la ecografía. Bruno no podrá por motivos de trabajo, estaba muy apenado pero le dije que no se preocupara.

Bruno. Cuando lo conoció a Rubén de inmediato le dio una buena impresión. Se notaba a kilómetros que quiere mucho a Paola y que espera con ansias aquel bebé, por lo que Rubén se quedó muchísimo más tranquilo respecto a él.

- Oh, claro - Se había olvidado de aquello, pero no le importaba ir pues no tenía nada más que hacer.

- ¡Genial! Entonces nos vemos el domingo. Yo iré a tu departamento y de allí nos vamos juntos al ginecólogo. ¡Estoy muy ansiosa! - Respondió eufórica, Rubén rió sinceramente, como no hacía hace mucho, y luego asintió, pero al darse cuenta de su absurdo movimiento susurró un "vale".

- Paola - Dijo rápidamente antes de que ella colgara.

- ¿Sí? - Preguntó ella.

- Tú... ¿cuántos meses tienes? - Preguntó tímidamente.

- Tres meses y medio, Rubén. ¿Por qué? -

- Simple curiosidad. Vale, nos vemos - Se despide.

- Nos vemos, cuídate - Responde, al cabo de un segundo ella cuelga la llamada.

Rubén deja el móvil en su lugar y va hacia el sofá para volver a recostarse.

Tres meses y medio.

Hace tres meses y medio Mangel se fue, y Rubén aún no puede superarlo. A veces se siente un idiota por aquello, por no poder alejar de su mente y corazón a alguien que ya está lejos. Debería no importarle, como hacía con todas, pero no puede. Porque Mangel realmente le importaba, y le sigue importando desgraciadamente. Sigue amándolo como el primer día en que se dio cuenta que lo amaba, sigue sintiendo su presencia como si aún estuviese con él. O puede ser simple locura.

No logra convencerse del todo que Mangel se ha ido para no volver, que él seguirá con su vida mientras Rubén se queda estancado en la de él. Intenta no hacerlo y seguir viviendo con normalidad porque se clava en la mente que Mangel así se lo pidió, pero finalmente es el mismo recuerdo de Mangel el que lo mantiene estancado. ¿Cómo olvidar a quien te hizo conocer lo que es el amor verdadero?

Su móvil vuelve a sonar, y Rubén vuelve a levantarse de mala gana. Le gustaría poder dormir hasta que dejase de sentir aquel dolor.

Toma el móvil y mira el nombre que no hay, pues es un

número desconocido. Desconcertado atiende la llamada.

- ¿Hola? - Pregunta. Al otro lado de la línea sólo hay silencio. Espera unos segundos más hasta volver a hablar-. ¿Hay alguien?

De inmediato finalizan la llamada. Rubén se quita confundido el móvil de su oreja y lo deja en la mesa. No anda de humor para bromas. Se voltea y camina lentamente hacia la habitación. Cuando va por la mitad el móvil vuelve a sonar. Se voltea en seco y camina a paso firme hacia donde se encuentra el objeto. Lo toma y examina la pantalla, es el mismo número desconocido de hace un rato. Responde un poco cabreado.

Promise? (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora