Las despedidas siempre son dolorosas, y esta no era la excepción. Con todo listo, Rubén y Mangel se despedían de los otros tres presentes. Rubén era el que más duraba en los abrazos, y que no dejaba de repartir te quieros. Christina no era capaz de aguantar las lágrimas; el Padrino se hacía el fuerte, aunque se le notaban los ojos cristalizados; y de Antonella... ella era un mar de lágrimas. Su hermano la consolaba, la abrazaba y le decía que volvería. Ella asentía, pero no dejaba de repetir que lo extrañaría.
- Yo también te extrañaré, ¿lo sabes? Pero siempre hablaremos por teléfono o por Skype, como hemos hecho todo este tiempo. Te quiero mucho, nunca dudes de aquello – Dicho esto vuelve a abrazarla, esta vez más fuerte. Ella le devuelve el abrazo, hipando. Luego de unos segundos vuelven a separarse, esta vez con la muchacha más tranquila y sonriente.
- También te quiero. Cuídate mucho, ¿vale? – Rubén asiente. Su hermana siempre se ha preocupado por él, a pesar de sus cortos años entiende todo perfectamente.
- Lo mismo para ti, nos veremos pronto – Le da un sonoro beso en la mejilla y se pone de pie, mientras levanta las maletas. Mangel termina de abrazar a Christina, quien, antes de separarse completamente de él, le susurra al oído.
- Cuídalo, ¿sí? Aunque él ya no necesita cuidados, igual me preocupo a veces. Sé que eres un buen novio, lo presiento con ese sexto sentido de madre – Mangel sonríe, y la mujer le da un fugaz beso en la mejilla.
- ¿Estás listo, Mangel? – Pregunta Rubén, sonriendo.
- Listo – Responde el pelinegro.
- Pues es hora de marcharnos – Mira a cada uno de los presentes sin dejar de sonreír – Los quiero muchísimo. Llámenme si necesitan algo, ocurre algo, o por lo que sea.
- Claro que sí, hijo – El hombre le sonríe – Nos avisan cuando lleguen, ¿sí?
El castaño asiente. Cuando van saliendo, Mangel se voltea y les sonríe.
- No me cansaré de decirles gracias, y que son los mejores – Ya que iba caminando de espalda por la calle, casi se tropieza. Todos ríen.- ¡Son los mejores! – Vuelve a gritar cuando ya está más lejos de ellos.
Rubén también se voltea y grita.
- ¡Apoyo a Mangel! ¡Los quiero! – Repite.
- ¡Nosotros te queremos más! ¡A ambos! – Ahora es la mujer quien grita desde la lejanía. Rubén le sonríe - ¡Pero voltea y camina bien, sino te tropezarás como Mangel!
Rubén suelta una carcajada y le obedece, ambos le obedecen. Comienzan a caminar hasta la parada de autobús, donde llamarán a un taxi para que los lleve al aeropuerto.
* * *
El viaje se les hace corto, y no tardan en estar pisando tierra madrileña.
Paola espera ansiosa, dando saltitos de felicidad. Cuando por fin los ve, corre hacia ellos y se les tira encima como una avalancha.
- ¡Pao! – Grita Rubén mientras la abraza. Mangel hace lo mismo, sonriente.
- ¡Los extrañé mucho par de gilipollas! – Los abraza un rato más y luego se separan.
- Venga, linda bienvenida eh – Ríe Mangel.
- Vale, vale, pero no me han contado lo importante. Me pasé torturándome estos días pensando en ustedes – La chica se cruza de brazos y alza una ceja, pero aún así no deja de sonreír.
- Hostia, que no te hemos contado – Rubén se lleva una mano a la boca, mientras abre los ojos como plato. Se le había olvidado completamente. Paola abre la boca formando una gran "o".
ESTÁS LEYENDO
Promise? (Rubelangel)
Fiksi PenggemarTodos soñamos con un amor de película. Con esos que duran bastante y son verdaderos. Claramente estos amores también traen problemas, pero nos atrevemos a intentar solucionarlos. Miguel Ángel y Rubén Doblas son dos chicos con esperanzas de encontrar...