Capitulo 30

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Rubén deja de acariciar la mano de Mangel por completo y se queda rígido mirándola. Mangel nota cómo la mandíbula del castaño se aprieta.

- ¿Estás seguro que quieres saber de aquello? – Pregunta con un tono frío, nada natural proveniente de él. Mangel traga saliva.

- Sí – Responde luego de unos segundos. Teme de lo que pueda salir de la boca de su novio. ¿Estuvo en la cárcel? ¿Tuvo un hijo? ¿Mató a alguien? Cada opción que imagina es peor a la otra.

- Vale – Rubén mira al pelinegro y suspira.

- Pero... si no quieres contarme, lo entiendo, no te obligo a nada – Aunque la curiosidad estaba matando a Mangel, prefiere que Rubén se sienta seguro y no obligado.

- No, algún día te enterarías de esto, y prefiero que sea por mí – Mangel asiente mientras Rubén carraspea, decir que está nervioso es poco, siente un manojo de cosas en el estómago. No sabe cuál será la reacción de su novio y eso es de lo que más teme. Se toma unos segundos antes de comenzar a hablar.

- Antes de conocerte hice muchas cosas de las cuales ahora me arrepiento. Cuando me vine a España desaté mi lado rebelde, por así decirlo. Quería vivir mi vida al máximo, y no pensé en las consecuencias. Los primeros días que pasé acá los dedique a fiestas. No me importaba el lugar en que dormiría, pues ya tenía asegurado un espacio en el departamento que compartiría con Alex. La cosa es que salía casi todas las noches. Pero en esos momentos lo único que hacía en las fiestas era beber, pues temía de lo que ocurriría si me arriesgaba a ir más lejos. Ese pensamiento se fue alejando a medida que la gente me incentivaba a que hiciera más cosas, así que las hice. Y así comencé a drogarme. Primero era sólo un poco, experimentando el hecho de estar drogado. Pero luego me fue gustando, y los demás me apoyaban a que siguiera haciéndolo... absurdo. Pero como no quería dejar de ser el "chico rebelde" de la fiesta, comencé a  hacerlo más seguido. Había noches en que llegaba a drogarme casi tres veces. Y, como todas las cosas malas te hacen, comencé a tener dependencia de ella. No podía pasar una noche sin salir y sin drogarme. En ese momento era todas las noches fiesta, sexo con mujeres desconocidas, demasiado alcohol y drogas. Todas las cosas de las que tus padres te advierten que no hagas. Como era un idiota pensaba que nadie se daba cuenta, pero era muy notorio todo lo que hacía. Había noches en que no llegaba al departamento, sólo vagaba por la calle borracho, haciendo preocupar a Alex. El por las madrugadas me iba a buscar y me encontraba tirado por la calle durmiendo, no sé cómo llegué hasta ese extremo. En ese punto Alex sí que estaba preocupado, a tal punto de que le pidió a mis madre que viniera. Ella lo hizo y, con ayuda del Padrino y algunos psicólogos, logré salir de todo eso. Del alcohol, de las drogas, del sexo innecesario, de todo. Aunque costó muchísimo por lo porfiado que era, lo logré. Casi un año y medio metido en todo eso, ¿puedes creerlo? Perdiendo estudios que podrían haberme servido, oportunidades de trabajo, cosas que de verdad importaban, pero dejé todo por esa estúpida manía de sentirme importante. De que me recordaran. Aunque sólo quedaba como un idiota – Rubén ríe falsamente mientras se acomoda en el suelo. Mangel intenta no abrir la boca formando una "o", en realidad está impresionado por todo lo que ha escuchado, nunca se imaginó que Rubén hubiera estado metido en algo así. Pero ya no importa, pues ya lo superó y eso es lo verdaderamente importante. No sabe qué decir, ni qué hacer. ¿Por qué nunca nadie te enseña lo que debes de hacer en casos realmente importantes como éste?

- Hostia – Es lo único que logra decir. Ahora la risa que sale de los labios de Rubén es verdadera.

- Hostia – Repite Rubén, mientras mira sus manos y se lame los labios.- Te apuesto un unicornio a que no te esperabas que te contara todo esto de mí.

Deja de mirar sus manos y mira a Mangel mientras sonríe.

- Me debes un unicornio – Acompaña su sonrisa por unos segundos, luego se rasca la nuca.- Pero... ¿qué sentías cuando te... bueno... drogabas?

Rubén toma una larga bocanada de aire y luego la suelta. No le es muy cómodo de hablar sobre ese tema... siente que volverá a lo mismo y no quiere. Pero Mangel es su novio, y se supone que en las relaciones existe la confianza mutua, así que debe seguir.

- Me sentía como en el paraíso, literal. Era... maravilloso en el momento. Realmente no sé cómo explicarlo, porque no lo entiendes hasta que lo experimentas. Pero no dejaré que lo experimentes, ¿vale? – Rubén le mira alzando una ceja mientras sonríe, Mangel le devuelve la sonrisa.

- Vale – Responde.

- Ahora que sabes de esto... ¿qué opinas al respecto? – Necesita saber lo que piensa del tema, no se quedará con esas pocas preguntas. Además no quiere que Mangel se guarde todo lo que tiene para decirle, si es que tiene.

- Sinceramente me quedé sin palabras. Nunca se me pasó por la mente algo así, pero bueno, son las cosas que a algunos le pasan. Estoy orgulloso de que hayas logrado salir de todo ese infierno y que no te dejes guiar por la tentación de volver a probarla, porque estoy un poco seguro de que sí has tenido las ganas de volver. Y si, en algún momento de tu vida, sientes la ansiedad de necesitar depender de eso, cuentas con mi apoyo para alejarte de todo el mal. Porque para eso estoy acá, para ayudarte, apoyarte y aconsejarte en todo lo que hagas; porque te quiero y no me gustaría verte mal –. Dicho esto comienza a acercarse lentamente hacia los labios del castaño, quien cierra lentamente los ojos. Cuando se encuentran a pocos centímetros y sus respiraciones se mezclan, el pelinegro corta toda distancia que los separa. Sentir esos dulces labios en los suyos es lo mejor que alguna vez ha podido probar. Ambos son extremadamente felices cuando sienten los cálidos y suaves labios del otro en lo suyos, cuando sienten el sabor de la boca del otro en su lengua, cuando tienen la oportunidad de volver a explorar la boca del otro. Se sienten completos juntos, como si no necesitasen de nada ni nadie más. Y esperan que aquella sensación nunca deje de estar presente.

Poco a poco se van separando, pero juntan sus frentes luego de unos segundos. Rubén es el primero en sonreír, no puede estar más agradecido. Antes temía por la reacción que pudiera tener Mangel, ahora la agradece. Ha entendido todo y lo apoya, no lo mira como si fuese un bicho raro.

- Gracias. – Dice, luego añade -. Te amo, ni te imaginas cuánto te amo. Por todo.

Mangel ahora es quien esboza una gran sonrisa.

- Yo te amo muchísimo más – Esta vez ambos se funden en un abrazo. No les importa si alguien los vio besándose, sólo les importa disfrutar aquel momento.

Porque aquellos especiales minutos no son eternos, lamentablemente. Todo algún día termina, aunque ninguno lo espere, aunque ninguno lo desee.

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Y con este dramático final concluimos el capítulo de hoy e.e ¿qué les ha parecido? ¿Esperaban esa larga confesión de Rubén? eee.eee bueno ya lsddlsdksd muchísimas gracias por leer, las quiero un montón <3 ya saben lo que deben de hacer *lease con voz de Melo* :D nos leemos mañana, un besazo y chao chao <3

Rubelangel_Vale 


Promise? (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora